domingo, 11 de agosto de 2013

EL PRINCIPIO DE PROGRESO

No paro de escuchar que la crisis que estamos padeciendo no es sólo una crisis económica, sino una crisis de valores. Este tema vende mucho pero en realidad creo que poca gente explica qué es lo que significa, porque incluso los que hablan de crisis de valores se remiten a datos económicos y financieros para sostener sus afirmaciones. Es muy fácil decir que estamos en una crisis de valores y sin embargo seguir lamentándonos de que los bancos no conceden créditos, de que el gobierno nos recorta por todos los lados o de que estamos perdiendo poder adquisitivo.

No seré yo quien, en este post, niegue lo anterior y quien, ni mucho menos, haga aquí una apología de los valores perdidos (eso lo dejaré para mi segundo o tercer libro). Pero sí voy a ser el que hable de un tema que causa graves crisis de valores y económicos en las organizaciones: el desapego en el trabajo. No podemos resolver los problemas económicos y la crisis (aunque suene un poco fuerte) sino resolvemos primero el problema de desapego que sufren millones de personas en el trabajo.

Estoy aprovechando el verano para culturizarme un poco y ha caído, por suerte, entre mis manos, un libro de la profesora de Harvard, Teresa Amabile, con reflexiones que, en mi opinión, son muy interesantes y que me gustaría compartir con vosotros. El libro se llama The Progress Principle. En él, la profesora defiende que “el driver nº 1 de tener a la gente involucrada y con actitud creativa en el trabajo es permitir que éstos hagan progresos significativos, incluso si este progreso es una pequeña victoria”. Lo que defiende la profesora Amabile es que cuanto más involucrada, alineada y apegada a su trabajo se encuentran las personas, más cerca de ser productivos y creativos están, y todo esto se consigue aportando una verdadera sensación de progresión a la gente que nos rodea.

Esto puede parecer algo obvio y sencillo, pero lo que tiene detrás no lo es tanto. Y no sólo porque le ha llevado 15 años de investigación a la profesora Amabile, sino porque implantar esta cultura no es, en absoluto, sencillo. Como dice el profesor de Psicología Social de la Wesleyan University, Scott Plous, en los temas de Psicología aplica a menudo el principio de “ya lo sabía”, pues se trata de asuntos de “sentido común”. El problema es que el “sentido común” lo solemos invocar una vez que ocurren los hechos. Esta sobreconfianza que provoca el principio de “ya lo sabía”, según Plous, a menudo conlleva que las personas se vuelvan arrogantes sobre la validez de sus juicios y predicciones. Por tanto, cuidado con lo obvio y sencillo, cuando de estos temas se trata.

Para poder desarrollar la idea del “Principio de Progreso”, es necesario que cada uno pensemos en qué cosas podemos hacer hoy mismo para conseguir que la gente que nos rodea progrese en su trabajo, que lo hagamos y que celebremos esos progresos. Se trata de analizar los errores para mejorar, no a las personas que cometen esos errores y  ayudar a que cada uno, de forma individual, se pueda trazar un camino de progreso y avance que le permita mantener la involucración y el apego en niveles rentables tanto para la compañía como para la persona, tanto económica como socialmente.


No sé hasta qué punto es esto esencial para salir de la crisis, pero que se trata de una condición necesaria para que las empresas avancen y se adapten a los cambios de la sociedad en la que vivimos, lo tengo meridianamente claro. Nutrir el desarrollo personal a diario muestra nuestros patrones y nos ayuda a identificar nuestras debilidades y fortalezas así como a crear un clima de creatividad fundamental para el progreso de las organizaciones. 

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