lunes, 21 de abril de 2014

La sociedad y yo

La semana pasada me la tomé de vacaciones y por eso no hubo post. Puede que muchos penséis que no está bien, que esto se trata de un asunto personal y que no debería verse afectado por los periodos vacacionales, al fin y al cabo, tampoco cuesta tanto escribir unas líneas para la afición. Por otro lado, muchos pensaréis que darse unas vacaciones de lo que sea (incluso de las aficiones) de vez en cuando es “justo y necesario”.

La realidad es que no lo escribí, y la única razón es que he sido demasiado perezoso, pero ¿quién no ha hecho o dejado de hacer algo por lo que dicen los demás? Muchas de nuestras decisiones vienen dadas por la influencia de las personas que nos rodean, por nuestros grupos o equipos de trabajo, por nuestros jefes, por nuestros amigos, o por ese concepto tan poco tangible que es “la sociedad”. Nos basamos en creencias sociales o tendencias de grupo para tomar nuestras propias decisiones. Esto a veces nos puede llevar a conclusiones acertadas, pero en ocasiones nos lleva a Error, ese lugar tan inquietante del que ya hemos hablado, y del que inevitablemente volveremos a hablar en este blog.

El problema no es tanto el error, sino la responsabilidad asociada. Es decir, yo puedo tomar la decisión que quiera en base a lo que me dicen los demás, pero tengo que ser consciente de que la responsabilidad de escribir un post o no, es única y exclusivamente mía. Las consecuencias de determinadas acciones no voy a poder achacárselas a la sociedad, por mucho que ella me haya inducido a hacerlas. Tendré que asumirlas yo mismo.

La dinámica de nuestro día a día, la vertiginosa vida socio-laboral que tenemos, y la rapidez de la sociedad de la información nos obligan a tomar decisiones rápidas, casi intuitivas y que muchas veces están sesgadas por la opinión del grupo que nos rodea. Esto no es intrínsecamente malo, pero nos exige desarrollar un agudo espíritu crítico de todo aquello que decimos, leemos o escribimos.

En 2006, el profesor Jerry M. Burger, de la universidad de Santa Clara, en Estados Unidos, publicó un artículo que se titulaba “Replicando el experimento de Milgram, ¿obedecerá la gente todavía?” Para los que no sepan en qué consiste el experimento de Milgram, aquí os dejo un link (http://es.wikipedia.org/wiki/Experimento_de_Milgram) Las conclusiones básicamente indican que los resultados que Milgran obtuvo en los años 70 siguen estando vigentes hoy en día, esto es, hoy en día aún estamos dispuestos a renunciar a nuestro propio espíritu crítico, a nuestra propia conciencia, con tal de obedecer a una autoridad supuestamente autorizada. La película alemana “la ola”, de Dennis Gansel es otro claro ejemplo de lo que el hombre es capaz de hacer, renunciando a su individualidad en pos de lo que le dicta el grupo. Es decir, no es muy común entre los de nuestra especie el razonamiento crítico y el uso de la lógica tal y como nos la enseñó Aristóteles. Por muy modernos que nos creamos, en este aspecto aun somos muy primitivos.

Estos ejemplos son evidencias de cómo funciona nuestra mente y las pocas ganas que tiene el hombre por cuestionar los inputs que recibe. Tenemos una enorme capacidad para pensar de forma automática e intuitiva. Esta capacidad, habitualmente eficiente, la obtenemos a costa de cometer errores ocasionales. No obstante, generalmente no nos percatamos de la existencia de estos errores y los incluimos en nuestro razonamiento de manera automática, lo cual nos lleva a cometer nuevos y mayores errores. Es clave que identifiquemos los caminos a través de los cuales construimos nuestros razonamientos para aislar los que son falsos. ¿Cómo podemos hacer esto? Primero, valorando nuestros juicios en su justa medida. Es muy común sobreestimar nuestros juicios, lo que nos lleva a desestimar las tesis contrarias, es más, habitualmente buscamos información adicional que confirme nuestra opinión, en vez de valorar lo que dicen los contrarios. Segundo, es clave no dejarse seducir por falsas correlaciones y por la sensación de control personal. Muchas veces estamos tentados a aceptar correlaciones que no existen y creemos que podemos predecir, o controlar eventos que no podemos. Y tercero, muy habitualmente las tendencias (en la sociedad, en la empresa, en la familia o en nuestro grupo de trabajo) influyen en nuestros juicios de valor, en nuestra interpretación de la realidad, en la valoración de las mismas tendencias e, incluso, en la propia bondad de nuestros juicios de valor. Estando prevenidos, es más fácil identificar esas tendencias y aislarse de ellas, aunque sólo sea por un momento, mientras educamos nuestro pensamiento sobre las mismas.

El post de la semana pasada se quedó sin escribir, es un hecho. Ahora me toca a mí hacer examen de conciencia sobre cómo  llegué a la conclusión de que posponerlo era una buena idea. Ya os contaré qué nota saco en el examen J

martes, 1 de abril de 2014

Energía


Llego la primavera! Después de tanta ciclogenesis, de fríos y nevadas, parece que la estación de las flores por fin se asoma, aunque tímida, a nuestras vidas, y digo tímida porque todavía tenemos algunas lluvias. Como conocemos por experiencia personal, o de otros, con la primavera llega para muchos la temida astenia primaveral, esa flojera o cansancio que el cambio de estación produce en muchos cuerpos. Pero hay otro cansancio que nos amenaza en todas las estaciones, un cansancio “residual”, más difícil de recuperar. ¿No tienes la sensación de vivir en una sociedad cansada?  Muchas veces cuando pregunto por la mañana a los de mi alrededor ¿qué tal? ¿Cómo estás? La respuesta en demasiadas ocasiones es: cansado, muy cansado.

El problema es que gestionamos mal nuestra energía, es cierto que las guerras las ganan los soldados cansados, lo normal es que cuando uno trabaja duro se cansa, pero también es cierto que el descanso facilita el pensamiento, la resolución de problemas, la creatividad, la ilusión, la motivación y en definitiva el rendimiento.

Jim Loher cofundador de “Human Performance Institute” ha analizado el comportamiento de los deportistas de elite para trasladar a las empresas las buenas prácticas en gestión de la energía personal y el alto rendimiento, afirma: “En cuerpos debilitados es muy difícil desarrollar la ilusión, tenemos que trabajar nuestro cuerpo alternando momentos de actividad con otros de recuperación”.

Tenemos cuatro fuentes de energía personal, la primera es la física, está en la base de la pirámide energética, sin la base no se sostiene lo demás por eso es fundamental cuidar la recuperación de esta energía con hábitos de sueño y alimentación saludables, y con el ejercicio físico.

 La segunda es la energía emocional, Loehr y su equipo preguntaron a atletas cómo se sentían cuando estaban ejecutando un buen ejercicio, todos coincidieron en usar palabras como: calma, desafío, compromiso, optimismo y confianza. Así como las emociones positivas nos llevan a un buen desempeño, las negativas como la frustración, la impaciencia, la tristeza, el miedo… nos restan energía. Por eso es fundamental hacer una buena gestión de nuestras emociones, reconocerlas y tratar de modificarlas cuando sean negativas.

La tercera fuente de energía es la mental, ejercitar nuestra capacidad de concentración, analizar nuestros pensamientos, visualizar el objetivo, son técnicas que nos hacen centrar nuestra mente para sacar de ella la energía necesaria, y que la voluntad sea capaz de mantenerse en el logro de objetivos o resistir a las dificultades.

Por último y no por ello menos importante, en la cumbre de nuestra pirámide energética esta la energía espiritual, los motivos trascendentes que nos llevan a actuar, es la energía que surge cuando exploramos valores más profundos que nos dan un fuerte sentido de propósito, el amor, la entrega a los demás, el bien común, un sentido trascendente de la vida, nos dotan de una energía superior, en palabras de Víktor Frankl “cuando hay un porque no importa cualquier como

Una buena gestión de las fuentes de nuestra energía personal nos llevara a ser más productivos, a nosotros y a nuestros equipos, a generar esa ilusión y esas ganas, y en definitiva a estar más contentos, el cansancio muchas veces arrastra a la tristeza. También es verdad que conocemos muchos casos en los que la energía espiritual es capaz de tirar del cuerpo, una madre cansada a los pies de una cama de hospital, y tantos otros ejemplos de superación, pero son ejemplos extremos no nos confundamos, lo normal es trabajar, cansarse, y descansar para recuperar y volver a trabajar con toda la energía.

Estamos cerca de poder disfrutar de algunos días de vacaciones en Semana Santa, espero que puedas descansar y volver a tu trabajo, a tus metas, a tus proyectos con la energía personal totalmente recuperada.
Almudena Gutiérrez