lunes, 1 de diciembre de 2014

¿Cuál es tu estilo de liderazgo?

Mucho se ha escrito sobre el liderazgo porque es un tema que despierta un enorme interés, con la simple prueba de hacer una búsqueda en Google tomamos conciencia empírica de la magnitud de esta afirmación: Aproximadamente 38.300.000 resultados*. Algunos dudan de que el tema de para tanto…  y quizá entre tanta tinta encontremos algo de paja, pero yo creo que el liderazgo nos interesa porque nos afecta a todos, bien porque lo tenemos que ejercer, bien porque somos liderados, y muchos compartiréis la opinión de que en este momento estamos necesitados de líderes, íntegros y completos, en muchos ámbitos de nuestra sociedad.

El Liderazgo es una realidad que se puede abordar desde muchas perspectivas, todas ellas aportan luz, amplían el enfoque, nos dotan de reflexiones y nos ofrecen modelos y prácticas para ejercer un liderazgo más auténtico. Una buena aproximación a la materia se puede hacer desde la historia, el ejemplo de tantos líderes como ha conocido la historia permite ver los distintos estilos de liderazgo encarnados en personas que en diferentes esferas fueron adalid; esta es la aproximación que Gonzalo Martinez de Miguel y Nacho Soriano hacen en su libro recién publicado: “ Huellas de Gigantes” (lectura que te recomiendo); en él además de las vidas de grandes personajes de la historia y un análisis de su estilo de dirigir, encontramos un interesante modelo de liderazgo y una buena clasificación, que nos puede hacer reflexionar, diferencian tres estilos de líder: El “Líder Qué”, el “Líder Cómo” y el “Líder Total”.

El “Líder Que” ejerce un liderazgo enfocado a objetivos, hace lo que haga falta para conseguir sus resultados; el “Líder Cómo”, es un líder dignificador o humanista, está más comprometido con las personas que con el objetivo y está dispuesto a renunciar a los resultados por ellas; Por último tenemos al líder completo, el “Líder Total”, que es aquel que consigue sus objetivos, cuida a las personas mientras persigue con tenacidad sus planes.

El “Lider Total” entiende la naturaleza del ser humano y por eso es flexible, se apoya en los demás, hace equipo y sabe delegar, es capaz de ser firme sin ser agresivo, asume las consecuencias de sus actos, en definitiva ha alcanzado la madurez personal y es una persona sólida y coherente, capaz de liderar:

“Proceso de influir y apoyar a otros para que trabajen con entusiasmo en el logro de objetivos comunes”
 

Otra interesante aproximación se la he escuchado al Profesor Poveda hace poco, de la mano de la neurociencia e inspirado en la teoría evolutiva del cerebro triple de Paul Maclean (propone que el cerebro humano fue en realidad tres cerebros evolucionados en uno: el reptiliano con elementos básicos de supervivencia, el paleomamifero con el sistema límbico y las emociones y el neomamifero con la neocorteza y la razón), el profesor de la UAM nos proponía analizar la conducta humana fijándonos en tres niveles: actuar, sentir y pensar. Un comportamiento es más completo si pasa por los tres niveles. Una persona es más madura si ha sido capaz de desarrollar los “tres cerebros” y por lo tanto será mejor líder.

¿Cómo es tu estilo de liderazgo? ¿Estas centrado en objetivos o en personas? Qué tipo de líder quieres ser? ¿Eres de acción o de pensamiento? ¿Pones el corazón en lo que haces? ¿Cómo son, desde esta óptica, las personas con las que trabajas?

Hacerse preguntas es un buen punto de partida, espero que encuentres tus respuestas para que llegues a ser el líder integro “Lider Total” que necesita nuestra sociedad.

* Otras búsquedas en Google, por comparar magnitudes con otros términos populares, motivación: 25.600.000 resultados; empatía: 20.200.000 resultados.

Almudena Gutierrez Merelles

lunes, 10 de noviembre de 2014

TRABAJAR CON LOS MEJORES

Hace un mes tuve la suerte de conocer a Pau Gasol por un proyecto en el que estamos involucrados. No hay duda de que es una gran persona, de hecho he conocido a poca gente tan grande… es algo de lo que te das cuenta en cuanto le ves, porque mide 2,13m. Bromas aparte, se trata de una persona muy interesante, que ha sabido desarrollar al máximo su lado profesional (sobra hablar de la trayectoria de Gasol) y su lado más personal, a través de muchas iniciativas en las que trata de aportar su granito de arena a la sociedad.

En esa reunión repasamos su carrera con bastante profundidad y tratamos de sacar conclusiones que pudieran servir a otros profesionales de cualquier sector. Cuando repasas la vida de Pau Gasol, inevitablemente aparece la figura de Juan Carlos Navarro y la gran relación de amistad que tienen, basada en el respeto y admiración mutua. Al tratar de entender sus dinámicas de entrenamiento y analizar el enfoque que un deportista del nivel de Pau tiene de la mejora de su técnica, me sorprendió escuchar la importancia que le daba a los “ratos” que pasaba con su amigo Navarro después de los entrenamientos  practicando triples o tiros libres. Por supuesto, tener la fuerza de voluntad de seguir entrenando cuando el entrenamiento ha acabado te ayuda a mejorar, pero él se daba cuenta de que entrenar al lado de un grandísimo tirador como Juan Carlos le estaba ayudando aún más.

Trabajar con los mejores, con aquellas personas que tienen un talento natural para algo y que además lo ponen en práctica en su trabajo diario, plantea ciertos retos: gestión de “egos” o en algunos casos, frustración por no poder llegar a sus niveles de excelencia con la misma facilidad. Pero si se toma como un aprendizaje sano y provechoso, es decir, sin envidias, los beneficios superan con creces a los inconvenientes: mejora inmediata de la técnica, y con ello la llegada de resultados positivos; desarrollo del espíritu de superación que nos lleva a alcanzar metas superiores; crecimiento de la capacidad relacional; y un largo etcétera de ventajas que se ven reflejadas, no sólo en nuestro plano profesional, sino también en el personal, basta analizar la relación entre Pau Gasol y Juan Carlos Navarro.

Dejando a un lado los beneficios personales, a nivel profesional esta actitud de búsqueda de los mejores y de rodearnos de ellos se puede llevar a dos planos: por un lado al plano individual, venciendo las barreras o prejuicios autoimpuestos, debemos liberar nuestra mente y darnos cuenta de que tener gente buena a nuestro alrededor no va a hacer que no prosperemos dentro de la organización, sino al contrario, va a ayudar a que mejoremos. Esto puede no ocurrir en determinadas organizaciones en las que existe una insana rivalidad, en las que la información no fluye correctamente, o en las que existen vicios ocultos. Por tanto, es imprescindible que este enfoque en el plano individual esté acompañado de una implantación del mismo en el plano organizacional. La cultura de la empresa debe estar impregnada de valores que fomenten desarrollo profesional a través de la excelencia; las estructuras deben favorecer que prosperen dinámicas de mejora personal gracias al apoyo y colaboración mutua; y deben existir políticas y sistemas de evaluación que acompañen estos valores para que realmente sean efectivos.

Javier Fernández Aguado, empresario y asesor de altos directivos, describe en su último libro cómo era el sistema de “management” del tercer Reich, es decir, qué estilo de dirección y liderazgo tenían Hitler y sus colaboradores, y una de las cosas que más llaman la atención de todo ello es la gran cantidad de mediocres que rodeaban al “Fürher”. Hitler sólo se rodeaba de inútiles. Muchos pueden pensar que esto era así porque él era también un mediocre, pero eso no es condición sine cua non para que tus empresa esté llena de gente mala; precisamente el espíritu de mejora, la humildad y el saber rodearse de buenos profesionales que puedan hacer sus críticas libremente, es lo que hace que profesionales con niveles técnicos mediocres, alcancen cotas de excelencia. Por otro lado, el hecho es que gran parte del desmoronamiento del régimen de Adolf Hitler se debió a esa mala “planificación” de personal en la que todo el mundo tenía miedo al jefe y en el que los disidentes eran apartados (o asesinados) por norma.

Os animo a adoptar ese espíritu de búsqueda de la excelencia a través de la gente que os rodea, y que seáis capaces de desarrollarlo a nivel individual, venciendo vuestros prejuicios y buscando trabajar en equipos de excelencia, y a nivel organizacional, en vuestras empresas, equipos o departamentos, en los que tengáis responsabilidad, fomentad esta cultura de tener y mantener gente excelente, y que se desarrollen las estructuras y los valores que lo posibiliten. Ojala que en vuestras empresas todos los días, al acabar la jornada, se quedaran Pau Gasol y Juan Carlos Navarro lanzando triples una hora más, con el único objetivo de mejorar a la vez que, sin darse cuenta, se hacen grandes amigos.

jueves, 9 de octubre de 2014

INDIVIDUOS vs. COLECTIVOS

¿Alguna vez os ha pasado que os montáis una teoría sobre algo en vuestra cabeza, se la contáis a todo el mundo cada vez que surge la oportunidad, y de repente una noticia o acontecimiento aparece corroborando tu tesis? ¿no os dan ganas de decirle al mundo: ¡ves, te lo dije!? No se trata de que me faltaran argumentos para mi teoría, tampoco que sea una teoría polémica que vaya contra unos y a favor de otros, es, simplemente, que la realidad se hace muy evidente en frente de tus narices, y reconozco que reconforta. Sobre todo porque no es lo habitual… lo habitual es que mis teorías se descompongan al chocar con la cruda realidad. El caso es que esta misma semana me ha ocurrido y no puedo dejar de compartirlo con vosotros.

Igual que con el fútbol, en España nos encanta polemizar con todo, y especialmente generar divisiones y subconjuntos de subconjuntos para demostrar lo únicos y excepcionales que somos. No se si es intrínseco a los humanos en general, lo que se es que en la raza ibérica lo llevamos a fuego: ¿quién no piensa que su pueblo es el más bonito del mundo? ¿quién no cree que las fiestas de su barrio/ciudad son las mejores que hay y que nunca jamás habrá? ¿no os parece que vuestras costumbres son mucho mejores que las de cualquier otro pueblo de la zona, y ya no digamos de la provincia? Nos encanta destacar lo singular que es nuestra comunidad y lo malas que son las demás. Con las instituciones pasa lo mismo: defendemos a unos partidos políticos frente a otros como si nos fuera la vida en ello; hay algunos que no pueden ni ver a los sindicatos y otros que piensan que los empresarios son la auténtica lacra de nuestra sociedad; tenemos “hordas” de gente que apoya todo lo que digan determinados partidos y/o sindicatos, y  “manadas” que están a muerte con otros partidos y/o patronales. Mi opinión es que nos lo tomamos demasiado en serio. A la hora de juzgar a unos y a otros vemos más lo que nos diferencia que lo que nos une, y no nos damos cuenta de que en realidad, todos nos parecemos mucho más de lo que creemos.

Y esta semana ha habido una noticia que me ha dado alas para hacer pública mi tesis en EMBArcados: las famosas tarjetas “black” de Bankia. No pienso entrar a debatir sobre la legalidad o no del asunto, tampoco sobre si ha sido un comportamiento ético o no, ni muchos menos a juzgar los hechos. Pero si creo que es muy ilustrativo analizar quién se ha visto salpicado por esto. ¿Ha sido un partido en concreto? No, han sido todos; ¿Han sido los empresarios o los sindicatos? Han sido todos; ¿se trata de ricos que roban para ser mas ricos, o de pobres que roban para ser menos pobres? ¿han sido los del Real Madrid o los del Atlético? No lo se. Lo que es evidente es que esto no es un problema de “castas” como lo quieren hacer ver algunos. Se trata de un problema de educación, de cultura y de comunidad.

La verdadera singularidad no está en tu barrio, en tu equipo de futbol o en tu partido político. La singularidad está en cada persona. Cada uno nos comportamos de manera distinta ante situaciones similares: seamos políticos o no, seamos empresarios o seamos sindicalistas. Por este motivo, las soluciones no están en eliminar los colectivos malos, no, todos son necesarios. La solución pasa por un enfoque más maduro, más profundo, y por supuesto, mucho menos ultra.

No pretendo, ni mucho menos, utilizar esta escasa página para dar soluciones a problemas que atañen a millones de personas, sólo pretendo despertar algunas mentes que siguen adormecidas con los cánticos de la manada (de su manada) y siguen como por instinto. A corto plazo, por supuesto, es fundamental que se apliquen las leyes de manera ejemplar, porque eso es la base del sistema. Pero a largo plazo, en mi opinión, eso sólo, no soluciona el problema. La raíz del problema, y donde debemos trabajar, está en los estratos más profundos de la sociedad, empezando por los niños. Aquí se abriría un debate mucho más importante, que hoy no toca en este post, pero que es necesario.


Para concluir, si me gustaría compartir una reflexión que sirve de puente entre este post y las futuras reflexiones y debates que tanto necesitamos para afrontar este problema: los derechos no son de los colectivos, son de las personas. Debemos encaminarnos a este debate con la idea clara de que nadie que pertenezca a un grupo concreto, tiene superioridad ética, moral o legislativa sobre otra persona. La clave está en la libertad individual, esa es la auténtica joya que debemos proteger en primera instancia. En segunda instancia, se deberá juzgar si el uso de esa libertad ha sido el correcto o no.

martes, 30 de septiembre de 2014

A vivir, que son dos vidas

¡Vivir dos vidas! ¡Eso sí que es imposible!

Bueno, no tanto.  Es una forma de hablar, pero seguro que todos nosotros conocemos a alguien que puede decir que ha tenido dos vidas. 

La vida se define, en su cuarta acepción, como el espacio de tiempo que transcurre entre el nacimiento y la muerte. Entonces, para vivir dos vidas, es preciso que una de ellas acabe y la segunda florezca. Y así, se dan ocasiones, felices casi todas ellas, en las que alguien termina su vida y comienza otra.  El tránsito de una a otra, el rubicón, suele ser traumático.  

Pero como no quiero hablar de muerte sino de vida, hablaremos de lo que viene a continuación de ese vacío, el nacimiento de una nueva vida.

¿Cuántas veces hemos pensado algunos en lo que haríamos si volviéramos a nacer, si se nos otorgara la oportunidad de empezar de cero sin renunciar al bagaje de nuestra experiencia?  Las personas que viven dos vidas, tienen la inmensa fortuna de poder hacerlo.

Hoy un buen amigo ha cruzado el rubicón. Estas palabras son para él.

Ha sido, está siendo, traumático. Pero lo ha hecho, ha vuelto a nacer.  Todo nacimiento es celebrado, y este, a fe, lo es.  El propio lenguaje, tan  cicatero para expresar otras emociones, nos regala varias palabras para decir alumbramiento, florecimiento, brote, eclosión…  Todas ellas bellísimas.  

Mi experiencia al respecto es muy exigua. Pude sentir,  por algunos días,  el vértigo de tener que recorrer el camino de una primera a una segunda vida, aunque al final se quedó en poco, en la efímera sensación que se tiene cuando uno se asoma a un abismo, bien protegido tras una barrera. Sin embargo, me voy a permitir dar mi opinión sobre esta segunda vida.

Aquel bolero, cantaba quedo lo de salud, dinero y amor. El orden en el que lo dice no es baladí,  pues nos revela valiosas pistas. Así,  mientras el dinero se presenta como el  relleno que permite al autor no caer en la ordinariez del ripio, el inicio y el fin de todo queda a la ventura de la salud y el amor.

En las horas más bajas, en la soledad del miedo a lo trágicamente inmediato, todos nos aferramos a la salud como bien supremo. Es la ausencia de salud la que da la señal de alarma.  Pero es la sensación de pérdida de los afectos lo que causa el Verdadero Temor, el espejo que nos devuelve la imagen asustada de nosotros mismos. No conozco a nadie que recuerde sus constantes vitales en los momentos decisivos de su vida, pero sí que conozco  a muchos que recuerdan la primera vez que besaron a su mujer, o aquella vez que su madre les miró de aquel modo tan tierno, o cuál fue la carita que pusieron sus hijos la primera vez que abrieron los ojos a este mundo,  o el día que su padre pasó jugando todo el día con ellos. La salud es la circunstancia necesaria, a veces caprichosa o fortuita,  para que se de la vida,  pero esta sólo puede vivirse en plenitud a través de los afectos.
 
Así que, querido amigo, espero que celebres esta nueva vida que, gracias a Dios, vas a poder vivir; cuidando aquellos besos,  devolviendo esa miradas, asombrándote de nuevo por esas graciosas muecas o reviviendo de nuevo la sorpresa y la emoción del juego. Al igual que los aceros más resistentes, los granos finos que conforman esos pequeños amores hacen que una vida sea más sólida, más densa, más plena. Sólo espero que guardes un pequeño hueco para nuestro pequeño afecto.

Quizá hayas  descubierto que a veces es preciso descender a los infiernos, adentrarte en las tinieblas, en la noche obscura para descubrir la verdadera felicidad, al alba. En ese viaje al Averno, no es extraño que uno se extravíe. Incluso los hay que, después de volver, han dejado allí grandes jirones de piel y vuelven al mundo con tales cicatrices que el aspecto de su alma es apenas una trágica caricatura.

El camino de vuelta no es fácil. Por algo puso el Clásico un perro de tres cabezas guardando la puerta del infierno.  No tengas miedo de volver,  amigo. No te rindas, no rebles, no estás sólo en ese viaje. Los trabajos son muchos, pero la paciencia y la esperanza son las virtudes  de los  ganadores.  ¡Ah! Y recuerda que no hay meta, sólo camino.

En una ocasión dije en público un dicho mejicano, que decía que… si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes.  Tú estabas allí cuando lo dije; así que riámonos pues;  amigo, pues ese gozo es el único plan que vas a tener en esta, tu segunda vida. 
PD: A veces recurrimos a algo exótico para adornar algo y que resulte fascinante. Si lo desvistes, queda la  esencia de la autenticidad,  la originalidad. Para mí,  el verdadero encanto de la sencillez. Así que, si me permites, yo te voy a seguir llamando Angelico. 

Por Jorge Barcelona

domingo, 14 de septiembre de 2014

Ruta Marangu y tu trayectoria profesional


Siempre me ha gustado la montaña, desde que iba de pequeña con mi padre por la sierra de Madrid o a los Picos de Europa, hasta las veces que he podido disfrutar en los Pirineos. Hace tiempo que no hago una gran ruta pero este verano si me pude asomar un día a la Anajarra, un 2.000 en la sierra de Madrid, en el puerto de la Morcuera, que sin excesivo esfuerzo te lleva a unas buenas vistas.

Uno de mis hermanos acaba de volver de subir al Kilimajaro, el punto más elevado de África casi un 6.000. Hay diversas rutas que te llevan hasta la cima, la más común es la ruta Marangu, tres días hacen falta para alcanzar la cima y dos para el descenso, son un total de 64km de recorrido, haciendo frente en muchos casos al mal de altura. El equipo que acompaña al escalador que hace esta ruta suele ser de un guía y tres porteadores. La flora y fauna que uno encuentra durante la travesía es espectacular y alcanzar la cima con éxito una satisfacción que no se puede describir con palabras. Debe ser una de esas experiencias únicas en el mundo.


En este tipo de deporte el esfuerzo de la subida siempre se ve recompensado por alcanzar la cima y poder otear el horizonte desde una privilegiada situación. Hay que tener una meta, el pico que se quiere alcanzar, o sin necesidad de subir, el lugar al que se quiere llegar.  Siempre en estos trayectos me doy cuenta de lo importante que es visualizar la meta, tener claro a donde se quiere llegar y mirar a la cumbre, si alcanza la vista, pero también es importante no perder de vista el sendero, mirar al siguiente hito al que llegar, el corto plazo. En ocasiones las sendas se bifurcan, aparecen ante nuestros ojos atajos, oportunidades, que podemos tomar sopesando siempre si nos acercaran o nos alejaran de la meta. Es importante no olvidar disfrutar del camino, parar a mirar a nuestro alrededor, volver la vista y ver todo lo ya recorrido para seguir avanzando.

Nuestra trayectoria profesional es como un GR, algunos lo acaban de empezar, otros están cerca ya de llegar. Podemos avanzar con la ayuda de un guía, un mapa, preguntando a los que nos cruzamos en el camino… que vuelven de nuestra meta, si vamos bien, si queda mucho y cuanto esfuerzo les ha supuesto; quizá en algunos momentos necesitamos ayuda de porteadores, pero en último caso cada uno es el que debe llevar la brújula y saber a dónde quiere llegar, y es el responsable de llegar al siguiente hito o decidir si toma un atajo…

 Como comentaba la profesora del IESE Mireia de las Heras en una charla sobre la trayectoria profesional: “Vivir sin saber en qué estaremos trabajando dentro de cinco o diez años, ni qué competencias se nos van a exigir, genera una lógica inquietud: sabemos que nuestro trabajo va a cambiar… pero no sabemos hacia dónde.”

Esto supone estar atentos, trabajar en nuestra empleabilidad,  desarrollar más las competencias que los conocimientos; tener capacidad de adaptación, aprender a aprender y ser flexible.

Así que ya sabes, elige tu senda, cálzate la botas y consigue el equipo necesario para llegar a tu Ngáje Ngái (Kilimanjaro en idioma masái)
 
 

sábado, 30 de agosto de 2014

ELOGIO A LA CURIOSIDAD

En estos últimos días de verano, me resisto a volver a conectarme al mundo y prefiero seguir en mi nube vacacional, por lo menos hasta el domingo, pienso seguir disfrutando de la familia, los amigos y el mar. No obstante, no me puedo resistir a echar un vistazo a algunos blogs que sigo. Es a la hora de la siesta cuando me tumbo en el sofá, con la vuelta ciclista a España de fondo, y leo algún post que me haya cautivado por tener título sugerente.

Tal fue el caso del último artículo del profesor del University College London, Tomás Chamorro-Premuzic en el blog de la Harvard Business Review (Aquí el enlace en inglés). El título me pareció suficientemente atractivo como para sumergirme en él: “la curiosidad es tan importante como la inteligencia”. En concreto, Tomás propone tres cualidades psicológicas para mejorar nuestra habilidad de manejar la compleja y abultada información que nos rodea en nuestro día a día. Estas son: el coeficiente intelectual, el coeficiente emocional (la habilidad de percibir, controlar y expresar emociones), y por último, aunque no menos importante, el coeficiente de curiosidad.

El autor define este coeficiente como el nivel de “hambre” que tiene nuestra mente. Las personas con un coeficiente de curiosidad alto son más inquisitivos y abiertos a nuevas experiencias. A partir de ahí, habla de las ventajas de desarrollar este tipo de mente, como por ejemplo, tener una mayor tolerancia a la ambigüedad, o adquirir mayores y cada vez más sofisticados conocimientos.

El artículo, si bien es muy interesante, no hace honor al título, y no abunda en la idea de que la curiosidad puede ser una virtud tan valiosa como la inteligencia. En mi opinión la curiosidad, bien dirigida, es una manera muy eficaz de gestionar la gran cantidad de información que recibimos constantemente. A diario nos llegan “gigas” y “gigas” de información que habitualmente ignoramos bien por desconocimiento, o bien por la pereza de tener que procesar tal volumen de datos. Sin embargo, gracias a la curiosidad y si sabemos canalizar los esfuerzos, nuestro nivel de tolerancia de información aumentará considerablemente.

En cambio, lo que si hace el autor es dejar una luz de esperanza para todos aquellos que no tienen altos niveles de coeficiente de curiosidad, pues, según dice, se trata de algo que se puede adquirir y mejorar.  En mi opinión, ya que no da pistas, el primer paso es darse cuenta e indagar sobre qué tipos de información nos causan más inquietud y cómo podemos utilizar esos datos para nuestro beneficio (intelectual, profesional, personal…).

A pesar de que, como suelen decir, “la curiosidad mató al gato”, creo que muchas veces bien merece la pena el riesgo, sobre todo cuando se trata de desarrollar, mejorar, o adquirir conocimientos. Por eso, aunque a estas alturas del año mi mente necesita un descanso, desconectar totalmente me resulta casi imposible, y trato de forzarla, para que, a través de la curiosidad, siga entrando información útil al cerebro que me ayuden en alguno o varios aspectos de mi vida. ¿Cuándo fue la última vez que no te resististe a buscar esa información que explicaba lo que estabas viendo? ¿A preguntar por ese dato que desconocías? Si no te acuerdas, piensa cómo puedes mejorar tus hábitos, y seguro que consigues sacar provecho a un arma tan valiosa como la mismísima inteligencia.

martes, 22 de julio de 2014

EL OJO DEL GUÍA

Después de un mes de viaje, y después de haber conocido partes de África impresionantes, estoy de vuelta en Madrid. El caso es que, desde los calurosos días de julio en esta ciudad, recuerdo este viaje como lejano, no sólo en la distancia sino en el tiempo. Es muy difícil plasmar en un post los momentos vividos, y tampoco es este el foro adecuado; pero si hay algo que me ha llamado mucho la atención durante parte de mi estancia en Botswana, y que constantemente me incitaba a comentarlo en EMBArcados. Lo he titulado, “el ojo del guía”.

He tenido el enorme privilegio de pasar unos días en el corazón del Delta del Okavango, una de esas maravillas geológicas y naturales que difícilmente puede entender el hombre. En este lugar he podido realizar todo tipo de safaris (excursiones para contemplar la fauna), entre otros, safaris a pie, con la connotación salvaje y excitante que ello tiene. En este tipo de safaris, lo grandioso no es tanto ver animales (que también lo es) sino experimentar, desde el silencio más absoluto y en un entorno completamente salvaje, la naturaleza en su más pura esencia. Como podréis suponer, este tipo de travesías no las hemos hecho, en ningún caso, solos. En todo momento estábamos acompañados por personas experimentadas que nos guiaban por la selva más virgen que se puede visitar en África.

El comportamiento de estos guías es lo que me ha causado una profunda impresión. Se trata de expertos en el territorio en el que se mueven, que conocen bien el comportamiento de los animales y que saben manejar al turista occidental en un entorno totalmente desconocido para ellos. Más allá de la profesionalidad que tienen (supongo que habrá de todo), yo he tenido la suerte de conocer a varios con una característica común: saben mirar. Parece obvio, pero no es fácil enfrentarse a un problema desde cero y saber qué hay que mirar, qué se debe analizar, en qué enfocarse, para diagnosticarlo y resolverlo. Dado que la naturaleza es esencialmente cambiante, cada mañana que salíamos a caminar con los guías por el Delta del Okavango, la situación era distinta al día anterior: los leones cambian de ubicación, los hipopótamos se refugian en nuevos sitios, los leopardos y las hienas buscan nuevos lugares para cazar… todo cambia. Por eso es clave tener la mirada entrenada para enfrentarse a problemas distintos cada día y no perder horas hasta encontrar qué datos son los importantes.

Como decía el profesor del IESE Jose Luis Illueca, un espía del Mosad, cuando entra en una habitación por primera vez, antes de nada, se dedica a buscar las salidas, que son claves para su supervivencia. Del mismo modo, nosotros tenemos que aprender a mirar. Esto implica tres aspectos a desarrollar: (1) saber qué busco: es decir, qué información necesito para diagnosticar un problema, para llevar a cabo un objetivo, etc. (2) dónde lo busco: cuáles son mis fuentes de información; en el caso de los guías del Okavango, en las pisadas de animales, en el olor del ambiente, en la dirección del viento, en el comportamiento de otros animales, etc. Y (3) cómo lo busco; es decir, de qué herramientas dispongo para buscar esa información necesaria. Por ejemplo, los guías disponen, esencialmente de dos herramientas: los sentidos (sobre todo la vista, el oído y el olfato) y la memoria de experiencias anteriores.

Si somos capaces de hacernos el mapa de cada situación de un modo automático y, sobre todo, si entrenamos nuestra “vista”, de tal manera que espontáneamente dirijamos nuestros esfuerzos hacia los puntos clave en cada situación, el periodo de diagnóstico de los problemas se acorta y esto reduce esfuerzos y riesgo de equivocarnos.

Si al acercarnos a una manada de elefantes con crías, el guía tarda demasiado tiempo en identificar la dirección del viento (con el objetivo de evitar que les llegue nuestro olor), bien porque no sabe qué indicadores mirar, dónde encontrar esos indicadores o cómo detectarlos, lo más probable es que se encuentre con un problema gordo.

Por suerte, en casi todos los casos de mi viaje a África, la sensación que me llevé fue que nuestros guías eran ágiles detectando e interpretando estos indicadores, y que supieron resolver todas las situaciones de potencial conflicto en las que nos encontramos. Lo cual hizo de nuestro viaje por el corazón de África una de las mejores vivencias que he podido disfrutar en toda mi vida.

viernes, 4 de julio de 2014

Primer aniversario, GRACIAS!


Hoy EMBArcados cumple su primer año, un año en el que hemos podido cumplir nuestros objetivos porque ha sido un año lleno de aprendizajes, de experiencias, de ilusiones... un año de compartir ideas, conocimientos y opiniones.

Lo primero que queremos hacer para celebrar este aniversario es daros las gracias a todos nuestros lectores y seguidores, sin vosotros este proyecto no tendría sentido! gracias por leernos, gracias por vuestros comentarios, vuestras críticas, y vuestros ánimos, gracias por vuestras sugerencias y muchas gracias por vuestras colaboraciones!
 
 
 
 

Ha sido un año que ha dado para mucho, en el que hemos podido hablar y aprender de negociación, motivación y energía, trabajo en equipo, planificación, de cafés con encanto, del paso del tiempo... de hablar en público, de miedos, de responsabilidad social y un largo etc.

Nuestro proyecto sigue viento en popa, tenemos ideas nuevas y la misma ilusión que el primer día,  también cosas que mejorar como el diseño que aunque ha ido evolucionando todavía le queda recorrido… esperamos seguir contando con vosotros, que nos leáis, que nos difundáis y que os animéis a escribir!!

Muchas gracias y nos vemos en los próximos post de EMBArcados!

sábado, 21 de junio de 2014

LA MENTE DEL MÉDICO


Hace dos semanas me vine a África de vacaciones. La ruta incluye quince días en Namibia y siete en Botswana. Me queda por tanto una semana más para disfrutar de estas maravillosas tierras. Como aún no he acabado mi viaje, no voy a dedicar este post a África, me gustaría escribir sobre esta aventura desde la tranquilidad de mi mesa de trabajo en Madrid y la perspectiva que dan los kilómetros. Pero si quiero aprovechar el post de hoy para compartir con vosotros un libro que estoy leyendo durante los pocos ratos libres que me quedan. Encontré el título en Amazon, gracias a una de esas recomendaciones mágicas que hace el portal "vendelotodo" y me cautivó inmediatamente. El autor, Jerome Groopman, es jefe de medicina experimental en el Beth Israel Deaconess Medical Center y ha escrito varios libros como que el tengo entre mis manos. El título es "Cómo piensan los médicos", y como dice su contraportada, trata de ilustrar la mente de los médicos cuando diagnostican pacientes y su relación con éstos últimos.

Me pareció muy interesante analizar este punto de vista y compararlo con la actividad diaria de una persona que toma decisiones dentro de una organización. Por suerte, hasta ahora, no me está defraudando.

La mayor parte de ejemplos que pone Groopman son de médicos de urgencias y de atención primaria. Quizá sean los más interesantes para estudiar la toma de decisiones médicas en ambientes difíciles: (1) tienes que estar preparado para recibir varios pacientes en muy poco tiempo, cada uno con sus peculiaridades, (2) dar un tratamiento inmediato que trabaje sobre los problemas urgentes y (3) decidir sobre los siguientes pasos del paciente dentro del hospital (si internarlo, transferirlo a otra institución, etc.) con toda la responsabilidad que ello supone.

Salvando las diferencias, esto me parece muy similar a las situaciones que viven muchas personas en sus puestos de trabajo diariamente. Cuando llega un asunto urgente a nuestras manos, tenemos que ser capaces de tomar una serie de decisiones críticas y asumir unas responsabilidades asociadas a las consecuencias de nuestras decisiones.

En primer lugar, Groopman habla de errores del pensamiento. Muchas veces nuestra propia mente nos juega malas pasadas y nos lleva a errores cognitivos. Los errores técnicos ocurren muy pocas veces (que una máquina de rayos X haga mal una radiografía es poco habitual) lo más común es cometer errores en el procesamiento mental que hacemos de la información. Estos errores están relacionados con nuestros pensamientos y esquemas previos; estar alerta y prevenidos de nuestras propias preconcepciones es fundamental para no caer con frecuencia en este tipo de errores. A modo de ejemplo, el autor habla de una chica que durante mucho tiempo le habían diagnosticado bulimia. Cada médico que visitaba estaba sesgado por esta etiqueta y hacia muy difícil creer las versiones de la chica con respecto a su comportamiento. A pesar de que su situación se agravó severamente, por suerte detectaron a tiempo que en realidad la chica era celiaca y que su cuerpo no toleraba la mayoría de los alimentos que le daban. Durante mucho tiempo, los esquemas previos de los doctores que la trataron sólo conseguían empeorar la situación de la chica.

En segundo lugar, el libro menciona los peligros de nuestras emociones. Pacientes, familiares y médicos "navegan" en un mismo barco, y como se suele decir, el roce hace el cariño. Sin embargo, es crítico que los médicos tengan la vista puesta en el lado más neutral posible, para evitar emociones o sentimientos que lleven a decisiones equivocadas. La amistad o el cariño, así como el rechazo o la intolerancia hacia otros nos impide ser objetivos y hacer diagnósticos adecuados de cada situación.

Por último, Groopman nos dice que un buen médico debe ser capaz de hacer las preguntas adecuadas para alcanzar un buen diagnóstico, incluso en situaciones de presión como son las urgencias. Llegar a este tipo de preguntas se consigue a través de análisis ágiles pero cautelosos que en vez de darnos una respuesta única, generen una lista de alternativas que nos salvaguarden de nuestros propios errores.

Por suerte aún no he acabado el libro, es decir, todavía me quedan cosas por aprender del mismo y todavía me quedan vacaciones para disfrutarlo. Pero estas tres reflexiones me parecían muy interesantes para compartirlas con vosotros incluso desde el corazón del Parque Nacional de Chobe, en Botswana, donde estoy ahora mismo. La mente del médico es muy especial en muchas cosas (su vocación, su capacidad de memorización, etc.) pero nos puede servir como ejemplo de análisis y toma de decisiones en cuanto a que se enfrentan continuamente a la problemática de hacer diagnósticos bajo presión y actuar en consecuencia, responsabilizándose además de las situaciones que se deriven, como ocurre en las mentes de muchas personas con responsabilidad en su trabajo.

Además, os dejo una foto hecha con mi móvil de las puestas de sol que se disfrutan por estas latitudes, para que os sirva de momento de reflexión como me están sirviendo a mi.


sábado, 7 de junio de 2014

Colaboración 2.0


Cada vez están tomando más importancia las herramientas colaborativas internas en las empresas como las  redes sociales,  las wikis, los foros etc.. Según un estudio de la agencia Forrester se  espera que el negocio de crear y gestionar redes sociales colaborativas internas  crezca un 61% llegando a facturar 6.400 millones de dólares en 2016. Esto mismo observaron en Gartner en una reciente encuesta que encontró que el 50% de las compañías tendrán redes sociales internas en 2016 y que el 30% lo consideran a día de hoy una herramienta de trabajo tan necesaria como el teléfono o el e-mail.
 

Lo que esto significa, a parte de una buena oportunidad de negocio para muchos, es que el modo de trabajar y el modo de gestionar a las personas  están cambiando, o deben cambiar. Tenemos que desarrollar patrones de trabajo colaborativos, no solo basta tener la tecnología necesaria y las herramientas adecuadas para el trabajo colaborativo, sobre todo hay que tener la disposición de las personas a colaborar y a compartir y esto supone una gestión del cambio comportamental.

Las compañías están interesadas en implantar estas herramientas por varios motivos: compartir conocimiento, identificar a los expertos y mantenerlos conectados entre sí, favorecer el crowdsourcing, desarrollar materiales, co-crear, desarrollar proyectos innovadores, compartir casos de éxito, reutilizar materiales y conocimiento (que mis empleados no tengan que reinventar la rueda), favorecer el networking…  y tienen todos estos motivos porque  les llevan a ser más competitivas en el mercado y a mejorar sus beneficios.

Cuando pensamos en implementar de manera estratégica estas herramientas tenemos que tener en cuenta tres objetivos imprescindibles a conseguir en las personas, son  las tres c´s del trabajo colaborativo:

Conectar, conseguir personas conectadas, el contacto entre distintos intervinientes y departamentos en la compañía  eleva el grado de implicación de los empleados con su trabajo y con los objetivos
Contribuir, que cada persona pueda contribuir con sus ideas, experiencia, conocimientos les lleva a aportar valor, más allá de sus funciones, en beneficio de toda la compañía  
Cultivar, hay que fomentar y mantener esos comportamientos y llegar a conseguir una cultura de la colaboración

Hay muchas herramientas tecnológicas disponibles hoy en día para el trabajo colaborativo, para su mejor comprensión las podríamos agrupar en tres tipos: herramientas de Networking como son las comunidades de expertos, los grupos de conocimiento, los repositorios de conocimiento; herramientas para compartir como los blogs, las wikis, plataformas para compartir videos, intranets, sharepoint… y por ultimo herramientas para reuniones, todas las que conocemos de mensajería instantánea, herramientas para compartir el escritorio, herramientas de audio y video, videoconferencias, tele presencia…
Si tenemos claros los objetivos y las herramientas que queremos implantar tendremos mucho avanzando pero no conseguiremos nada, por mucha tecnología que tengamos, si no logramos mover a las personas a compartir y colaborar.

 Y que lleva a una persona a querer colaborar y compartir su conocimiento en el entorno de trabajo?

El conocimiento es parte de la identidad de la persona, compartir el conocimiento es un modo de reafirmar esa identidad, de mostrarla a los demás, y esta puede ser un buena palanca para impulsar el cambio, se hace fundamental entonces favorecer el reconocimiento; esto se puede hacer de muchas maneras entre otras buenas practicas podemos: nombrar las mejores aportaciones en una newsletter , indicar a las personas con nivel de experto en un tema en el perfil del empleado de la intranet, poner en conocimiento compartido información sobre el número de descargas de un contenido que ayuda al que comparte a ver que es útil su aportación y también a determinar qué tipo de contenidos son más demandados, sistemas de agradecimiento personal por la participación mediante el envío de una e-card etc.

La segunda palanca que podemos emplear es favorecer la percepción de equidad, yo aporto pero a la ver me veo beneficiado porque me puedo apoyar en el conocimiento de otros, contrastar opiniones, pedir ideas; tenemos que conseguir un circulo virtuoso de dar y recibir.

Y en tercer lugar establecer relaciones de confianza, fomentar esas relaciones para esto son fundamentales esas redes, saber con quién estamos colaborando y compartiendo, poder contactar con esas personas dentro de la organización de manera sencilla a través de las herramientas de comunicación, así se van haciendo fuertes los lazos, se genera confianza y la colaboración sale de manera más natural.

El trabajo colaborativo es un beneficio tanto para la empresa como para cada empleado, tenemos que saber desarrollarlo con eficacia ayudados de la tecnología. Ya lo dice el proverbio chino: “ Si caminas solo, iras más rápido; si caminas acompañado, llegarás más lejos”

miércoles, 21 de mayo de 2014

SOBRE EL TRABAJO EN EQUIPO

Cada cierto tiempo, y siempre por algún buen motivo, mis amigos y yo acostumbramos a emprender algún reto. Suele ser una aventura en la que no faltan momentos de diversión, momentos de tensión y momentos de relajación. Pero sobre todo nos encanta disfrutar de la aventura juntos: no se trata tanto de lograr un reto, sino de lograrlo juntos. El pasado fin de semana fuimos a las cuevas de Valporquero, en León, donde atravesamos las entrañas de una montaña, siguiendo un túnel de tres kilómetros por el que discurre un río. La aventura merece la pena por lo espectacular del lugar, pero supone también esfuerzo, concentración y sacrificio.

Lejos de reivindicar aquí las terapias de grupo en las que se mandan a directivos oxidados físicamente a que sufran junto con sus compañeros por un parque de atracciones en medio de la naturaleza, sí me gustaría destacar los beneficios de potenciar el trabajo en equipo tanto con nuestros amigos como con nuestro entorno laboral. Huelga decir que yo jamás me hubiera atrevido a realizar semejante reto por mi cuenta, es más, nunca hubiese salido de mi propia iniciativa, sin embargo la fuerza del grupo te lleva a alcanzar objetivos de otro modo insospechados; es decir, los resultados de un equipo bien engranado, suelen ser mucho mejores que la suma de sus partes. Además, cuando un equipo está consolidado, se dejan aparte los intereses personales por el beneficio de los demás y esto no hace más que reforzar el sentimiento de grupo, de comunidad. Por otro lado, las expectativas suelen ser claras en los equipos consolidados, bien porque se fijan de antemano o bien porque se sacan a la luz, y esto ayuda a controlar egos y frustraciones. Finalmente, los buenos equipos potencian tanto el desarrollo individual de las personas, como el del conjunto. Es decir, uno puede llegar a sentirse realizado, tanto o más, a través del equipo, que de forma individual.

La pregunta es, ¿cómo se alcanza la excelencia en los equipos? Y la respuesta mágica es… con tiempo y dedicación. ¡Menuda sorpresa! Hasta aquí, nada nuevo. Sin embargo, se puede desarrollar método y se pueden analizar las fases de trabajo en equipo, con la intención de mejorar los procesos actuales y crecer como conjunto. La evolución de un equipo pasa por 4 fases bien definidas, y lo hace por todas ellas cada vez que comenzamos un proyecto nuevo.

1. Formación. La fase inicial o de formación es la parte más social del proceso. Se trata de que la gente encuentre su propio estatus social dentro del grupo y definan sus expectativas como componentes del equipo. La confianza es la clave de esta fase; sino se genera confianza entre todos los miembros, difícilmente se podrá avanzar por las siguientes fases, porque siempre habrá sospechas de que cada uno persigue sus propios objetivos
2. Debate. Esta segunda fase es la de la comunicación. Cuando ya se han acomodado las piezas, es el momento para comenzar un diálogo abierto, sincero y que persiga llegar al objetivo común que se han establecido. El resultado debería ser una decisión fundamentada en unos criterios compartidos por todos los miembros.
3. Organización. Definir un plan de acción que recoja todos los términos de la decisión es casi tan importante como la decisión. Aquí la clave está en la coordinación. Es importante que se conozcan bien los roles de cada uno y que no queden áreas de responsabilidad sin asumir.
4. Resolución. La última fase es la de implementación del plan de acción. Muchas veces será un proceso iterativo, de prueba y error, otras será de un solo desarrollo, como el reto que afronté con mis amigos este pasado fin de semana, con un comienzo y un fin definido. La colaboración es la clave de esta fase. El resultado debería ser un producto de todo el equipo.

Además, durante los cuatro pasos es fundamental que todo el mundo esté centrado en el “para qué”, es decir, en la misión que tiene ese equipo. Por último, no hay que olvidar celebrar los éxitos como merece en cada caso, y aprender de los errores cada vez que aparezcan.


Personalmente considero a mi grupo de amigos un auténtico equipo que funciona como un reloj. Después de muchos años (algunos nos conocemos desde hace más de 25 años) el espíritu de equipo, la solidaridad y el esfuerzo colectivo son parte distintiva del grupo, respetando individualidades y la personalidad de cada uno. Por eso mencionaba antes que los equipos de éxito se consiguen con tiempo y dedicación. Pero también somos conscientes de que cada vez que emprendemos un reto, el proceso empieza de nuevo, y que los éxitos pasados no aseguran victorias futuras. No obstante, experiencias como la de este fin de semana refuerzan nuestra unión y nos dan fuerzas para afrontar nuevos retos. Cuando lleguen, os los iré contando ;)

martes, 6 de mayo de 2014

El fuego sagrado


 
Me atrevería a decir que la calidad de una persona se puede medir por la calidad de sus relaciones de amistad, por el número y solidez de esas relaciones…. Y es que el que tiene un amigo tiene un tesoro, la amistad nos enriquece como ninguna otra relación, la variedad y riqueza de nuestros amigos nos hace descubrir facetas de nosotros mismos que sin su trato no saldrían a relucir, así lo explica CS Lewis en su libro “Los cuatro amores” : "Por mí mismo, carezco de la capacidad suficiente para poner en actividad la totalidad de otra persona; necesito otras luces además de la mía para hacer visibles todas sus facetas. Ahora que Charles ha muerto, jamás volveré a ver la reacción de Ronald a una broma típica de Charles. Lejos de tener más de Ronald, de tenerlo “para mi” ahora que Charles ha partido, tengo menos de Ronald. De ahí que la verdadera Amistad sea el menos celoso de los amores. Dos amigos gozan de que se les reúna un tercero, y tres de que se les reúna un cuarto, con solo que el recién llegado esté calificado para convertirse en un verdadero amigo”

A los amigos los eliges o los encuentras, una amistad solida se asienta sobre cierta afinidad, aunque los amigos pueden ser muy distintos, sobre algún interés común, del que surgió la amistad quizá o que se buscó a posteriori para compartirlo; y así sucede como comenta también Lewis «describimos a los enamorados mirándose cara a cara, y en cambio a los amigos, uno al lado del otro, mirando hacia adelante, absortos en algún interés común». La amistad se asienta también en el conocimiento del otro, en el compartir nuestras cosas y nuestra intimidad, Lo más característico del amor de amistad es buscar el bien del otro, quererle como es, alegrarse de sus alegrías y sufrir con él sus penas.

La amistad es un sistema de fuerzas que pasa por fases y momentos, los amigos  se acercan y a veces se alejan. Por eso la amistad hay que cuidarla como a un jardín, y la amistad se riega con el trato y se abona con la generosidad, como señalaba el profesor Millán Puelles  «la amistad necesita tiempo» tenemos que mantener el fuego sagrado de la amistad, no dejar que se apague, dedicar tiempo de tú a tú a nuestros amigos, y eso ninguna red social lo puede suplir, aunque la tecnología nos facilita la comunicación y eso ayuda.

En realidad mantener el fuego sagrado sirve para cualquier relación humana, el amor hay que alimentarlo y cuidarlo, la paternidad y la maternidad, y la familia hay que cuidarla y la relación con el jefe y con el equipo de trabajo hay que cuidarlas igualmente. No podemos pretender mantener un equipo unido, conservar la confianza de nuestro jefe, o tener una buena red de contactos sin dedicarles el tiempo necesario, y el tiempo es un bien tan escaso… Mira a ver si se lo estas dedicando a lo importante.

Me gustaría hablarte de un par de pequeños libros: “Reencuentro” y “Un alma valerosa” son pocas páginas en las que el escritor y pintor Fred Uhlman describe una amistad vivida desde cada uno de sus protagonistas, estoy segura de que te gustarán.
Almudena Gutierrez Merelles

lunes, 21 de abril de 2014

La sociedad y yo

La semana pasada me la tomé de vacaciones y por eso no hubo post. Puede que muchos penséis que no está bien, que esto se trata de un asunto personal y que no debería verse afectado por los periodos vacacionales, al fin y al cabo, tampoco cuesta tanto escribir unas líneas para la afición. Por otro lado, muchos pensaréis que darse unas vacaciones de lo que sea (incluso de las aficiones) de vez en cuando es “justo y necesario”.

La realidad es que no lo escribí, y la única razón es que he sido demasiado perezoso, pero ¿quién no ha hecho o dejado de hacer algo por lo que dicen los demás? Muchas de nuestras decisiones vienen dadas por la influencia de las personas que nos rodean, por nuestros grupos o equipos de trabajo, por nuestros jefes, por nuestros amigos, o por ese concepto tan poco tangible que es “la sociedad”. Nos basamos en creencias sociales o tendencias de grupo para tomar nuestras propias decisiones. Esto a veces nos puede llevar a conclusiones acertadas, pero en ocasiones nos lleva a Error, ese lugar tan inquietante del que ya hemos hablado, y del que inevitablemente volveremos a hablar en este blog.

El problema no es tanto el error, sino la responsabilidad asociada. Es decir, yo puedo tomar la decisión que quiera en base a lo que me dicen los demás, pero tengo que ser consciente de que la responsabilidad de escribir un post o no, es única y exclusivamente mía. Las consecuencias de determinadas acciones no voy a poder achacárselas a la sociedad, por mucho que ella me haya inducido a hacerlas. Tendré que asumirlas yo mismo.

La dinámica de nuestro día a día, la vertiginosa vida socio-laboral que tenemos, y la rapidez de la sociedad de la información nos obligan a tomar decisiones rápidas, casi intuitivas y que muchas veces están sesgadas por la opinión del grupo que nos rodea. Esto no es intrínsecamente malo, pero nos exige desarrollar un agudo espíritu crítico de todo aquello que decimos, leemos o escribimos.

En 2006, el profesor Jerry M. Burger, de la universidad de Santa Clara, en Estados Unidos, publicó un artículo que se titulaba “Replicando el experimento de Milgram, ¿obedecerá la gente todavía?” Para los que no sepan en qué consiste el experimento de Milgram, aquí os dejo un link (http://es.wikipedia.org/wiki/Experimento_de_Milgram) Las conclusiones básicamente indican que los resultados que Milgran obtuvo en los años 70 siguen estando vigentes hoy en día, esto es, hoy en día aún estamos dispuestos a renunciar a nuestro propio espíritu crítico, a nuestra propia conciencia, con tal de obedecer a una autoridad supuestamente autorizada. La película alemana “la ola”, de Dennis Gansel es otro claro ejemplo de lo que el hombre es capaz de hacer, renunciando a su individualidad en pos de lo que le dicta el grupo. Es decir, no es muy común entre los de nuestra especie el razonamiento crítico y el uso de la lógica tal y como nos la enseñó Aristóteles. Por muy modernos que nos creamos, en este aspecto aun somos muy primitivos.

Estos ejemplos son evidencias de cómo funciona nuestra mente y las pocas ganas que tiene el hombre por cuestionar los inputs que recibe. Tenemos una enorme capacidad para pensar de forma automática e intuitiva. Esta capacidad, habitualmente eficiente, la obtenemos a costa de cometer errores ocasionales. No obstante, generalmente no nos percatamos de la existencia de estos errores y los incluimos en nuestro razonamiento de manera automática, lo cual nos lleva a cometer nuevos y mayores errores. Es clave que identifiquemos los caminos a través de los cuales construimos nuestros razonamientos para aislar los que son falsos. ¿Cómo podemos hacer esto? Primero, valorando nuestros juicios en su justa medida. Es muy común sobreestimar nuestros juicios, lo que nos lleva a desestimar las tesis contrarias, es más, habitualmente buscamos información adicional que confirme nuestra opinión, en vez de valorar lo que dicen los contrarios. Segundo, es clave no dejarse seducir por falsas correlaciones y por la sensación de control personal. Muchas veces estamos tentados a aceptar correlaciones que no existen y creemos que podemos predecir, o controlar eventos que no podemos. Y tercero, muy habitualmente las tendencias (en la sociedad, en la empresa, en la familia o en nuestro grupo de trabajo) influyen en nuestros juicios de valor, en nuestra interpretación de la realidad, en la valoración de las mismas tendencias e, incluso, en la propia bondad de nuestros juicios de valor. Estando prevenidos, es más fácil identificar esas tendencias y aislarse de ellas, aunque sólo sea por un momento, mientras educamos nuestro pensamiento sobre las mismas.

El post de la semana pasada se quedó sin escribir, es un hecho. Ahora me toca a mí hacer examen de conciencia sobre cómo  llegué a la conclusión de que posponerlo era una buena idea. Ya os contaré qué nota saco en el examen J

martes, 1 de abril de 2014

Energía


Llego la primavera! Después de tanta ciclogenesis, de fríos y nevadas, parece que la estación de las flores por fin se asoma, aunque tímida, a nuestras vidas, y digo tímida porque todavía tenemos algunas lluvias. Como conocemos por experiencia personal, o de otros, con la primavera llega para muchos la temida astenia primaveral, esa flojera o cansancio que el cambio de estación produce en muchos cuerpos. Pero hay otro cansancio que nos amenaza en todas las estaciones, un cansancio “residual”, más difícil de recuperar. ¿No tienes la sensación de vivir en una sociedad cansada?  Muchas veces cuando pregunto por la mañana a los de mi alrededor ¿qué tal? ¿Cómo estás? La respuesta en demasiadas ocasiones es: cansado, muy cansado.

El problema es que gestionamos mal nuestra energía, es cierto que las guerras las ganan los soldados cansados, lo normal es que cuando uno trabaja duro se cansa, pero también es cierto que el descanso facilita el pensamiento, la resolución de problemas, la creatividad, la ilusión, la motivación y en definitiva el rendimiento.

Jim Loher cofundador de “Human Performance Institute” ha analizado el comportamiento de los deportistas de elite para trasladar a las empresas las buenas prácticas en gestión de la energía personal y el alto rendimiento, afirma: “En cuerpos debilitados es muy difícil desarrollar la ilusión, tenemos que trabajar nuestro cuerpo alternando momentos de actividad con otros de recuperación”.

Tenemos cuatro fuentes de energía personal, la primera es la física, está en la base de la pirámide energética, sin la base no se sostiene lo demás por eso es fundamental cuidar la recuperación de esta energía con hábitos de sueño y alimentación saludables, y con el ejercicio físico.

 La segunda es la energía emocional, Loehr y su equipo preguntaron a atletas cómo se sentían cuando estaban ejecutando un buen ejercicio, todos coincidieron en usar palabras como: calma, desafío, compromiso, optimismo y confianza. Así como las emociones positivas nos llevan a un buen desempeño, las negativas como la frustración, la impaciencia, la tristeza, el miedo… nos restan energía. Por eso es fundamental hacer una buena gestión de nuestras emociones, reconocerlas y tratar de modificarlas cuando sean negativas.

La tercera fuente de energía es la mental, ejercitar nuestra capacidad de concentración, analizar nuestros pensamientos, visualizar el objetivo, son técnicas que nos hacen centrar nuestra mente para sacar de ella la energía necesaria, y que la voluntad sea capaz de mantenerse en el logro de objetivos o resistir a las dificultades.

Por último y no por ello menos importante, en la cumbre de nuestra pirámide energética esta la energía espiritual, los motivos trascendentes que nos llevan a actuar, es la energía que surge cuando exploramos valores más profundos que nos dan un fuerte sentido de propósito, el amor, la entrega a los demás, el bien común, un sentido trascendente de la vida, nos dotan de una energía superior, en palabras de Víktor Frankl “cuando hay un porque no importa cualquier como

Una buena gestión de las fuentes de nuestra energía personal nos llevara a ser más productivos, a nosotros y a nuestros equipos, a generar esa ilusión y esas ganas, y en definitiva a estar más contentos, el cansancio muchas veces arrastra a la tristeza. También es verdad que conocemos muchos casos en los que la energía espiritual es capaz de tirar del cuerpo, una madre cansada a los pies de una cama de hospital, y tantos otros ejemplos de superación, pero son ejemplos extremos no nos confundamos, lo normal es trabajar, cansarse, y descansar para recuperar y volver a trabajar con toda la energía.

Estamos cerca de poder disfrutar de algunos días de vacaciones en Semana Santa, espero que puedas descansar y volver a tu trabajo, a tus metas, a tus proyectos con la energía personal totalmente recuperada.
Almudena Gutiérrez

jueves, 20 de marzo de 2014

NEURO -NAS

Hoy he leído en Expansión un artículo titulado “La cara, el espejo del márketing” en el que se hablaba de la relevancia que está tomando el neuromárketing en las campañas de publicidad y medios de múltiples empresas. El artículo explica que el neuromárketing es la suma de neurociencia, márketing y tecnología, y que éste trata de captar las emociones en las personas antes de que las racionalicen y sean más difícilmente detectables a través del reconocimiento facial, sin que el cliente se de cuenta.

Es alucinante leer sobre este tipo de dispositivos que detectan emociones en las personas: felicidad, sorpresa, enfado, asco, miedo o tristeza. Aunque a mí me alucina aun más ver cómo la máquina más perfecta de la tierra: el ser humano, no es capaz en muchos casos, de poner el más mínimo interés en detectar las emociones de los que le rodean con sus propios “dispositivos internos”.

Esta falta de interés por conocer las emociones de los que nos rodean, en mi opinión, nos deshumaniza y levanta barreras para el entendimiento. En consecuencia las relaciones se dificultan y con ellas las bases de cualquier organización. Esto es especialmente relevante cuando hablamos de personas que tienen a otros a su cargo y que sirven de referente para los demás.

No creo que haya que ser un experto en psicología social para poder llegar a ser un gerente de equipos integral con capacidad de captar las emociones de sus colaboradores. Con poner interés por lo que ocurre a nuestro alrededor sería suficiente. No obstante, si queremos incluso mejorar, existen algunas herramientas que ayudan a desarrollar este tipo de habilidad. Por ejemplo, la Programación Neurolingüísitica (PNL), una rama de la psicología aplicada, nos da algunas referencias que sirven de recordatorio, sin necesidad de tener que profundizar mucho en esta materia compleja. En palabras de Jose Pedro García Miguel, experto en PNL, “para dirigir adecuadamente, hay que encontrar una estrategia personal, interiorizarla y practicarla, basada en: (1) el autoconocimiento; (2) conocer, reconocer y valorar a otros; (3) saber comunicar, escuchar y sintonizar con otros; (4) Saber tomar decisiones y afrontar problemas; y (5) convertir nuestra experiencia en un proceso de aprendizaje.

Lo que me gusta de las palabras de Jose Pedro, contenidas en su libro “PNL para líderes”, es que, aunque suenan muy simples y no parece que aporten grandes novedades o descubrimientos científicos, engloban todos los aspectos claves de la persona para poder dirigir a otros de forma eficaz. Muchos pensaréis que se trata de obviedades, y no os falta razón; en mi opinión esa es precisamente la utilidad de estas palabras.

Os animo a que toméis estos principios a modo de guía para autoevaluaros. Lo normal será que tengáis muy buenas notas en todos los puntos, pero seguro que en alguno la nota está por debajo de los demás. Con este pequeño ejercicio ya habréis avanzado en vuestro autoconocimiento y ya habrá merecido la pena. Si además trabajáis por mejorar ese aspecto que flaquea, los resultados serán más que satisfactorios en poco tiempo.


El sector de la moda usa el neuromárketing para saber si a los consumidores les gustan los productos que exhiben en las tiendas; en otros sectores sirve para saber qué opinan los clientes sobre un precio sin tener que preguntarles; para averiguar qué recuerdan los consumidores de una determinada campaña; para testar productos nuevos, etc. Por qué no empezamos a utilizar esta herramienta ancestral que tenemos: las “Neuro-nas”, para detectar qué ocurre a nuestro alrededor, al mismo tiempo que mejoramos en nuestras relaciones personales, que como digo, son la base de toda organización.

lunes, 10 de marzo de 2014

Retrasos


Es lo que pasa por  no decidirse a tiempo, empecé la semana pensando escribir algo sobre el afán de superación, el “autoliderazgo” inspirada por la ganadora de 7 Oscars “Gravity” la acababa de ver, se había llevado siete estatuillas y tenía varios temas que podía sacar, me sentía inspirada, pero el lunes fue avanzando entre el Ave y Sant Cugat,  y no conseguí ponerme a escribir y plasmar esas ideas que el afán de superación de la doctora Ryan Stone  había despertado en mí.

Así que al día siguiente cambie de idea y pensé escribir sobre como unos pocos pueden conseguir el cambio, inspirada esta vez por las ganas de cambiar el mundo de mi sobrino Gonzalo, estudia segundo de medicina, y un buen día fue retado por el juego del “neknomination”  en Facebook para grabar un video en el que tenía que demostrar que era muy hombre por beberse algo con muchos grados de alcohol. Pero  el decidió que no le daba la gana dejarse arrastrar por semejante moda absurda y que le iba  a dar la vuelta y convertirlo en un reto solidario. Pues  sí, creo  que hay que ser valiente para llevar la contraria cuando algo está de moda, y para comprometerse a hacer algo por los demás. Así que Gonzalo ni corto ni perezoso decidió hacerle un enorme bocata al hombre que pedía en la puerta del super de su barrio y lo grabó en video para retar a algunos de sus amigos a hacer algo solidario. Le han seguido ya unos cuantos e incluso ha conseguido la atención de los medios, fue noticia el miércoles en los informativos de Telecinco, pero a pesar de su valentía y de su empuje, yo tampoco fui capaz de escribir mi post con el ejemplo de Gonzalo.

Total, que la semana avanzaba, y llego el jueves con la publicación implacable del profesor Ariño, mi sentido de responsabilidad me dio un golpe en la conciencia, a este Ariño no se le pasa una semana!! Y para colmo el tema de su post era:” Cumplir con los compromisos” y yo con mi post que se me estaba haciendo bola…

Pero hoy me he dicho: de hoy no pasa! Así que a pesar del Ave y de Sant Cugat, me he puesto a sacar unas líneas de mi torpeza por no decidirme a tiempo a escribir, y espero que este post te sirva para escarmentar en cabeza ajena, a prever cuando tengas lio para adelantar las cosas y trabajarlas con tiempo, y así poder cumplir con tus compromisos.

Solo me queda pedir disculpas por el retraso, invitarte a ver Gravity si no lo has hecho ya, para que aprendas a no venirte abajo de la lucha por sobrevivir de la doctora Ryan Stone,  y retarte como Gonzalo a que hagas algo por los demás, que eso sí que es un reto que merece la pena aceptar.
Almudena Gutierrez