Llego la primavera! Después de
tanta ciclogenesis, de fríos y nevadas, parece que la estación de las flores por
fin se asoma, aunque tímida, a nuestras vidas, y digo tímida porque todavía tenemos
algunas lluvias. Como conocemos por experiencia personal, o de otros, con la
primavera llega para muchos la temida astenia primaveral, esa flojera o
cansancio que el cambio de estación produce en muchos cuerpos. Pero hay otro cansancio que nos
amenaza en todas las estaciones, un cansancio “residual”, más difícil de
recuperar. ¿No tienes la sensación de vivir en una sociedad cansada? Muchas veces cuando pregunto por la mañana a
los de mi alrededor ¿qué tal? ¿Cómo estás? La respuesta en demasiadas ocasiones
es: cansado, muy cansado.
El problema es que gestionamos
mal nuestra energía, es cierto que las guerras las ganan los soldados cansados,
lo normal es que cuando uno trabaja duro se cansa, pero también es cierto que
el descanso facilita el pensamiento, la resolución de problemas, la
creatividad, la ilusión, la motivación y en definitiva el rendimiento.
Jim Loher cofundador de “Human
Performance Institute” ha analizado el comportamiento de los deportistas de
elite para trasladar a las empresas las buenas prácticas en gestión de la energía
personal y el alto rendimiento, afirma: “En cuerpos debilitados es muy difícil desarrollar
la ilusión, tenemos que trabajar nuestro cuerpo alternando momentos de
actividad con otros de recuperación”.
Tenemos cuatro fuentes de energía personal,
la primera es la física,
está en la base de la pirámide energética, sin la base no se sostiene lo demás por
eso es fundamental cuidar la recuperación de esta energía con hábitos de sueño
y alimentación saludables, y con el ejercicio físico.
La segunda es la energía emocional, Loehr y su equipo
preguntaron a atletas cómo se sentían cuando estaban ejecutando un buen
ejercicio, todos coincidieron en usar palabras como: calma, desafío,
compromiso, optimismo y confianza. Así como las emociones positivas nos llevan
a un buen desempeño, las negativas como la frustración, la impaciencia, la
tristeza, el miedo… nos restan energía. Por eso es fundamental hacer una buena
gestión de nuestras emociones, reconocerlas y tratar de modificarlas cuando
sean negativas.
La tercera fuente de energía es
la mental, ejercitar
nuestra capacidad de concentración, analizar nuestros pensamientos, visualizar
el objetivo, son técnicas que nos hacen centrar nuestra mente para sacar de
ella la energía necesaria, y que la voluntad sea capaz de mantenerse en el
logro de objetivos o resistir a las dificultades.
Por último y no por ello menos
importante, en la cumbre de nuestra pirámide energética esta la energía espiritual, los motivos trascendentes
que nos llevan a actuar, es la energía que surge cuando exploramos valores más
profundos que nos dan un fuerte sentido de propósito, el amor, la entrega a los
demás, el bien común, un sentido trascendente de la vida, nos dotan de una energía
superior, en palabras de Víktor Frankl “cuando hay un porque no importa cualquier como”
Una buena gestión de las fuentes
de nuestra energía personal nos llevara a ser más productivos, a nosotros y a
nuestros equipos, a generar esa ilusión y esas ganas, y en definitiva a estar más
contentos, el cansancio muchas veces arrastra a la tristeza. También es verdad
que conocemos muchos casos en los que la energía espiritual es capaz de tirar
del cuerpo, una madre cansada a los pies de una cama de hospital, y tantos otros
ejemplos de superación, pero son ejemplos extremos no nos confundamos, lo
normal es trabajar, cansarse, y descansar para recuperar y volver a trabajar
con toda la energía.
Estamos cerca de poder disfrutar
de algunos días de vacaciones en Semana Santa, espero que puedas descansar y
volver a tu trabajo, a tus metas, a tus proyectos con la energía personal
totalmente recuperada.
Almudena Gutiérrez
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