martes, 24 de diciembre de 2013

INCERTIDUMBRES

Os escribo desde Hinojosa de Duero, un pequeño pueblo salmantino en la frontera entre España y Portugal en el que nació mi madre y al que vengo todos los años a celebrar la Navidad con amigos y familia. Es un buen lugar y un buen momento para hacer repaso del año pasado y pensar en los acontecimientos que tenemos por delante. Junto a la chimenea de mi casa, desde donde estoy ahora mismo, todo se ve muy lejano y la perspectiva te ayuda a reflexionar.

Recibir información a través de los sentidos es un arte que se debe conocer y perfeccionar. Durante todo el año somos receptores de información que de un modo u otro entra a nuestro cerebro a través de los sentidos: olfato, vista, oído, gusto y tacto. Toda esta información la procesa el cerebro a través de una serie de mecanismos que nosotros mismos entrenamos y sobre los que trabajamos constantemente para mejorar las decisiones que hacemos. Los expertos hablan de un proceso de 8 etapas que culmina con la más tangible: el plan de acción (Organizar las ideas, reconocer obstáculos, enmarcar el asunto, generar alternativas, evaluar alternativas, tomar decisiones, comunicar las decisiones e implantar la decisión).

No obstante, en la mayoría de los asuntos sobre los que tomamos decisiones, las incógnitas son más que las respuestas. En estas fechas navideñas se elaboran de planes profesionales y personales para el 2014 que están repletos de preguntas sin resolver sobre las que sólo el tiempo dictaminará sentencia. Cada vez que, a través del estudio y la experiencia, llegamos a una respuesta, nuevos interrogantes y dudas aparecen en el horizonte. Os recomiendo que no insistáis mucho en hallar respuestas. Os animo a aquellos que aprovecháis estos días para cultivar vuestro espíritu, que pidáis y trabajéis por desarrollar una mente abierta, con análisis profundo y crítico de los problemas que se os plantean, pero no recéis para que se os den respuestas a vuestros interrogantes pues sólo hallaréis preguntas.

En mi opinión es necesario aprender a convivir con la incertidumbre, saber que lo único cierto y real es lo que ocurre ahora mismo. En la medida en la que seamos capaces de tener una relación natural con la incertidumbre conseguiremos reducir nuestras angustias y ansiedades, nos preocuparemos menos por el futuro y más por el presente y conseguiremos tener una relación con nosotros mismos mucho más fluida que se transmitirá también hacia afuera, en nuestra relación con los demás.

La Navidad es un periodo estupendo para la reflexión, para cultivar nuestro espíritu, para plantearnos nuevas metas, para analizar nuestra relación con los demás y con nosotros mismos, etc. Aprovechémosla sin dudarlo, pero no pretendamos tener la solución y los problemas al mismo tiempo, no nos preocupemos en conocer el final del camino sin antes recorrerlo, no gastemos fuerzas en obtener respuestas e invirtámosla en generar preguntas y en trabajar cada día. Os animo a que os hagáis “amigos” de la incertidumbre y os preocupéis en andar el camino que tenéis bajo vuestros pies.

Mientras el fuego de mi chimenea se consume pienso en el tostón que voy a cenar esta noche y no puedo evitar sonreír, ser feliz y disfrutar de la familia y amigos que me rodea, sabiéndome un privilegiado. Me gusta aprovechar el momento, disfrutar cada paso del camino, aun cuando grandes incógnitas rodean nuestra vida… Os animo a que hagáis lo mismo. El futuro será en función de lo que hagamos hoy, por tanto, no empobrezcáis vuestro futuro por no pensar en vuestro presente o porque las dudas os paralicen. Feliz Navidad.

martes, 10 de diciembre de 2013

Extiende tu red personal de aprendizaje















Estoy segura que muchos os sentiréis identificados con esta frase de Churchil:
“Odio que me enseñen pero me encanta aprender”
En el nuevo paradigma educativo del momento, el constructivismo, y en la sociedad de la comunicación en la que vivimos es necesario más que nunca “aprender a aprender” ya que la formación no se ciñe a un tiempo y lugar determinado si no que nos exige mantener una capacidad de aprendizaje a lo largo de toda la vida.
Aprender es una de las grandes motivaciones del ser humano, de esas que se sitúan en lo alto de la pirámide de Maslow, que llenan y realizan nuestras vidas, y que hoy más que nunca está al alcance de todos , depende de nuestro interés y esfuerzo personal que mantengamos esa capacidad de aprendizaje, adquiramos nuevos conocimientos y desarrollemos nuevas competencias.
En el llamado Entorno Personal de Aprendizaje,  que son todos esos sistemas que facilitan el acceso al conocimiento y hacen que el estudiante tome el control y gestión de su propio aprendizaje, en otras palabras son esa combinación de dispositivos, aplicaciones, servicios y redes personales que empleamos para adquirir de forma autónoma nuevas competencias y conocimientos.  En este entorno lo característico es que el estudiante:
-          Fija los objetivos del aprendizaje.
-          Gestiona la instrucción, los contenidos y los procesos.
-          Se comunica con otros en el proceso formativo.
Las posibilidades que disponemos hoy en día para aprender son infinitas, desde seguir a los gurús de tu ámbito a través de Twitter, LInkedin o en sus propios blogs,  enriquecerte con lo que tus amigos comparten en Facebook, Slideshare o Pinterest,  hasta la posibilidad de hacer un curso gratuito de Harvard o Stanford  a través de Coursera o de otras muchas plataformas que ofrecen MOOCs. Es tanta la información disponible que conviene poner cabeza y gestionarse bien, para sacar el máximo partido a nuestra red personal de aprendizaje.
Como obtener más beneficio de tu red? Con tres verbos: Filtrar, compartir y conectar.

Filtrar
Elije bien a quien seguir, elimina los contactos que generan ruido y no te enriquecen, gestiona tu tiempo y planifica. Dentro de tu red distinguiría a los “Focalizadores” expertos que te hacen profundizar en tu área, y a los “Amplificadores” aquellos que despiertan en ti otros intereses, porque se dedican a temas muy distintos y que te aportan otros puntos de vista, revisa que tienes ambos perfiles.
Compartir
Aporta contenido a tus publicaciones en lo que realmente tu sabes, comenta en blogs, retuitea, comparte en tu muro, si algo te ha gustado y crees que es interesante compártelo con tu red.
Conectar
El aprendizaje hoy es entendido como el proceso de conectar nodos y fuentes de información, hay que nutrir y mantener esas conexiones para facilitar ese aprendizaje continuo. Tú te nutres de los demás y los demás a su vez se conectan a través tuyo y se alimentan de tus aportaciones, haz por ser un buen conector en tu red.
 
Como dijo Nelson Mandela, no podía dejar de nombrarlo… “La educación es el gran motor del desarrollo personal” y estoy convencida que tienes todavía mucho que crecer, que puedes dar más, que tus capacidades tienen mucho que fructificar. Me alegraría si este post te anima a seguir aprendiendo cada día, y te lleva a revisar tu red de aprendizaje para sacarle más partido; espero que EMBArcados permanezca en tu red, que este entre los blogs que te ayudan a aprender, que no se quede en el camino en tu proceso de filtrado, y que nos veamos en el próximo post!.


lunes, 25 de noviembre de 2013

MIEDOS

Hace un par de semanas me llamó un buen amigo todo orgulloso para contarme que había ido a Tenerife y que el viaje lo había hecho de lo más relajado. Al principio no me percaté de qué quería decir con eso, pero en cuanto me soltó: “si yo lo he hecho, tú puedes superar tu miedo a las agujas”. Entonces recordé que mi amigo tiene (o tenía) pánico a volar (en aviones). Le animé a que escribiera su experiencia y así podríamos publicarlo en EMBArcados, pero no lo vio claro y decidí robarle la idea.

Efectivamente, tengo un miedo irracional a las agujas (y a casi todo lo que tenga que ver con estar metido en un hospital), lo confieso, pero también confieso que he aprendido, para mi alivio, que no soy el único; y no me refiero a tener ese miedo en concreto, sino que no soy el único que tiene miedo a algo. Los miedos son parte natural de los seres humanos, en mi opinión, son la mejor muestra de que además de humanos somos animales. Hay muy pocos sentimientos tan irracionales, y por lo tanto, tan poco humanos, como el miedo. Quizá el amor se le aproxime, pero incluso el amor tiene algo de racional (dejo esta discusión para foros más filosóficos). En cambio, el argumento que planteo es el siguiente: si el miedo es un sentimiento irracional y si además es parte de nuestra condición animal, el miedo es, por tanto, parte natural de nosotros. Además creo que se expresa en mayor o menor grado, y en unos planos u otros, según las personas. Pero todos tenemos miedo a algo.

¿Y a dónde me lleva todo esto? A que en las organizaciones, como estructuras formadas por personas que son, existen miedos. Muchos afloran y se perciben a simple vista. Por ejemplo, es fácil detectar cuando una organización tiene estrategia conservadora, no toma riesgos en su política de compras, etc. Estos miedos no son más que los miedos de las personas que gestionan la organización. Y del mismo modo, existen miedos ocultos o miedos que no se perciben a simple vista. Por ejemplo decisiones políticas o venta de participaciones por miedos familiares.

No obstante los miedos que más interesan, y sobre los que cada uno podemos actuar, son los que tenemos nosotros mismos y las personas que nos rodean. Conocer qué sesgos o miedos tienen nuestros colaboradores nos va a ayudar a entender mejor el porqué de sus actos. Por ejemplo, saber que un colaborador siente total aversión al riesgo o que tiene miedo a perder su sueldo, nos ayuda a trabajar mejor con él o ella, pues entenderemos muchas de sus decisiones. Mucho más si los miedos que conocemos son los propios. Éstos son los más difíciles de alcanzar, y sin embargo deberían ser los primeros que analizásemos. Conocernos a nosotros mismos pasa por conocer nuestros miedos. Este ejercicio de reflexión (que no se consigue en una tarde, sino en mucho tiempo) es la base para entender nuestras propias decisiones.


Saber cuál es el color del cristal de nuestras gafas, conocer qué ven nuestros ojos cuando miran al mundo, parece obvio, pero es una tarea que requiere tiempo y dedicación a uno mismo. El resultado merece la pena, en primer lugar, es el mejor punto de partida para entender a los demás. En segundo lugar, te da una perspectiva más veraz de las cosas, pues somos conscientes de nuestros propios sesgos. Por último, nos recuerda que tenemos una parte animal de la que no debemos olvidarnos y que juega un papel relevante en la toma de decisiones.

martes, 12 de noviembre de 2013

BEA JOY


A dos días del paso del tifón que asolado Filipinas, y que me tiene sobrecogida, entran en mi buzón de correo dos mensajes que me llenan de orgullo y de esperanza, orgullo de pertenecer a una compañía preocupada por hacer algo ante una catástrofe de este calado y esperanza en que algo podremos hacer desde aquí para ayudar a esos casi diez millones de personas que lo han perdido todo y están en unas circunstancias limite. Un correo de la Fundación corporativa animando a ayudar económicamente a distintas organizaciones que están prestando su ayuda humanitaria en la zona, y dando facilidades para hacer esos donativos a través de la nómina; Otro el e-mail del presidente de la compañía informando de que nuestros compañeros filipinos se encuentran bien, aunque muchos de ellos han perdido sus casas y a sus seres queridos, y mostrándoles todo nuestro apoyo.
He oído muchas veces hablar con escepticismo de la Responsabilidad Social Corporativa, es cierto que en muchos casos se ha utilizado para lavar la imagen de las empresas que en algún aspecto eran mal miradas por su impacto negativo en el medio ambiente o algún tema similar. Pero si analizamos el efecto de este tipo de acciones para las empresas y sus trabajadores creo que llegaremos a otro tipo de conclusiones, mucho más positivas.

Para la Organización Internacional del Trabajo la RSC es el conjunto de acciones que toman en consideración las empresas para que sus actividades tengan repercusiones positivas sobre la sociedad y que afirman los principios y valores por los que se rigen, tanto en sus propios métodos y procesos internos como en su relación con los demás actores implicados.  
Creo que las empresas son de por si agentes sociales importantes por ser generadoras de riqueza y empleo, además a través de la RSC, está demostrado, que se adquieren ventajas competitivas y de este modo las empresas se ayudan ayudando, y cada vez más la RSC forma parte de la estrategia de las empresas para lograr su objeto social.
Desde el punto de vista de las personas   tiene un impacto en el compromiso e implicación de los empleados con la compañía, y refuerza la motivación trascendental. Según el profesor Juan Antonio Pérez López, la motivación trascendental es la que lleva a actuar según las consecuencias de nuestras acciones para otras personas, distintas de la que realiza la acción, cuyas necesidades se busca satisfacer. Todo esto beneficia el clima laboral y en definitiva al rendimiento y la buena marcha de toda la compañía.
Yo estoy orgullosa de participar en el programa de redondeo de nómina por el que con los céntimos de muchos hacemos una cantidad interesante que se destina cada año a proyectos sociales diversos; y también de haber tenido la oportunidad de  participar como voluntaria, como mentora, de varios jóvenes en riesgo de exclusión social que han podido formarse y acceder a un empleo a través de uno de los programas de Responsabilidad Social Corporativa.
El problema es que la Responsabilidad Social exige una gran coherencia en el resto de políticas y prácticas de la compañía o su efecto puede volverse el contrario. Una  empresa que no se preocupa por el desarrollo de sus personas, que no tiene unas políticas salariales equitativas, que no busca la conciliación y la igualdad, no puede pretender conseguir el compromiso de sus empleados por favorecer determinadas prácticas solidarias. Por lo tanto la RSC tiene que estar muy integrada en el resto de la estrategia, tiene que tener un compromiso por parte de la dirección y un modo de medir su impacto para que sea eficaz, no solo como ayuda hacia fuera sino también como un beneficio interno.
 
 

Bea Joy es el nombre del bebe milagro que nació en medio del huracán a la que hoy dedico este post, un bebe que es un signo de vida y de futuro para esas personas que lo han perdido todo y tienen muy difícil sobrevivir, a no ser que entre todos hagamos algo por ayudarles de manera corporativa y/o personal, o como podamos.  
Almudena Gutierrez Merelles
 
Imagen. Fuente: AFP                       

lunes, 4 de noviembre de 2013

Valores

Por Jorge Barcelona.

Me considero un frustrado hombre de letras. Así, a pesar de ser un ingeniero (re)formado en el IESE,  no encuentro demasiado sugerente la exactitud y ortodoxia de la ciencia; al contrario de lo que me ocurre con ciertas cuestiones sobre pensamiento.

Me ocurre lo mismo cuando se trata de sentimientos negativos. Si tolero, quizá con la resignación del que se sabe pecador, una falta matemática; no me ocurre lo mismo cuando es el lenguaje lo que se prostituye. El lenguaje es el instrumento con el que expresamos emociones, con el que definimos el sentido de nuestra vida, y que nos permite ser conscientes de lo que somos. Por eso, me exaspera cuando alguien, regateando en lo intrincado de las emociones, abusa del lenguaje y despega las palabras de su significado.

Viene todo esto a cuenta de ciertas palabras y conceptos muy usados hoy en día, que, al modo de aquella célebre canción, se les ha gastado el significado de tanto usarlo. Como un virus que se hace resistente a un antibiótico, el hecho de nombrar tanto esas palabras, al modo de una jaculatoria que ahuyente los malos espíritus, no hace que las cosas sucedan.

En la empresa, hay quizá dos conceptos que se (ab)usan a todas horas: los valores y los recursos humanos. De los segundos, porfío a los tres o cuatro que lean este escrito que encuentren una empresa que no diga aquello de nuestros empleados son el mejor activo de esta empresa.  Todavía no sé muy bien lo que eso significa. Miré mi nombre en el balance y no lo encontré.

De los primeros, igual. Todas empresas ponen en su frontispicio la palabra valores. Hoy hablaré de los valores.

Todas empresas tienen valores. Todas. El gran carnaval de la información que supone internet ha significado que todas empresas hayan proclamado voz en cuello a sus interesados (empleados, clientes, proveedores y accionistas) una declaración de valores. Por supuesto, en esta declaración, los valores que aparecen son de una pureza que me atrevería de calificar de cuasi divina, mística.  Vuelvo a porfiar a los dos o tres contumaces lectores que, pese a todo,  continúen leyendo,  a que se lean la declaración de valores de su empresa. Si uno sólo, repito, uno sólo no está de acuerdo con dicha declaración, puede reclamarme una satisfacción. También apuesto a que muchos, no hallarán rastro de esos valores en su empresa.

Como he dicho antes, la cuestión es que toda empresa tiene valores. Y es verdad; aunque quizá los valores reales de la empresa, nada tengan que ver con los que, contritos, rezan en sus salvíficas declaraciones de principios. Cuando hacemos referencia a los valores de una empresa, todos damos por sentado que los valores son buenos valores. Faltaría más. Nadie va a poner de manifiesto que los principios que guían la acción de una empresa son la codicia, la avaricia, el cortoplacismo o la envidia. Claro que no. En el fondo, tanto cuando trabajamos como cuando confiamos en una empresa para resolver una necesidad, nos gusta creer que nuestras acciones trascienden y se identifican con valores que nos hacen sentir orgullosos. Sin embargo, la realidad es que, en el quehacer diario, muchas empresas sí que se rigen por los valores anteriormente citados.

Si nos ponemos técnicos o puristas, podríamos decir que los valores que figuran en las famosas declaraciones podrían llamarse valores externos o explícitos, mientras que los valores que definen la acción cotidiana de una empresa son los internos o implícitos.  ¿Y qué ocurre cuando valores implícitos y explícitos no sólo son diferentes,  sino que incluso pueden ser contradictorios? Veamos. Si esto ocurre de forma consciente, decir lo contrario de lo que se piensa/hace con intención de engañar es la definición que da el catecismo de la mentira. No estoy seguro de cuál es el término que define una actuación inconsciente en contra de lo que se proclama, aunque lo primero que se me viene a la cabeza es esquizofrenia.

Como empleado, cliente, proveedor o (potencial) accionista de una empresa, no es la clase de disyuntiva a la que quisiera enfrentarme. La elección entre una mentira y una esquizofrenia, no me inspira sentimientos muy  halagüeños. Estoy seguro que el lector que, inasequible al desaliento, ha llegado a este punto, (y que, a buen seguro,  guarda una relación  familiar de primer grado con un servidor) tampoco se sentiría  orgullos@ de formar parte de una mentira o de una esquizofrenia. Las empresas que sufran uno de estos males, o los dos, están en el camino del fracaso. Provocan insatisfacción y desconfianza en sus empleados, resignación en sus clientes, vergüenza en sus accionistas y recelo en sus proveedores. A la larga, acaba afectando al tótem al que  todo directivo, embustero o esquizofrénico, rinde pleitesía: la cuenta de resultados.  

Pondré un ejemplo. Hace meses, en una decisión que todo el mundo consideró arbitraria, YPF fue expropiada a Repsol por el gobierno argentino. Tras tal arbitrariedad, se encontraba la codicia que despertó el descubrimiento del célebre yacimiento de Vaca Muerta. Tiempo después, se supo que la norteamericana Chevron había alcanzado un acuerdo con el gobierno argentino para explotar conjuntamente este yacimiento. De esta forma, descubrimos otro codicioso, esta vez norteamericano, que se aprovechó de un atropello para engordar su cuenta de resultados.
En la web de Chevron,  he encontrado varias referencias a los valores, aquí (http://www.chevron.com/corporateresponsibility/approach/ethicsgovernance/)  y aquí (http://www.chevron.com/about/chevronway/) . Bueno, parece ser que estos valores se despistaron un tanto cuando se trató de exprimir la tierra en el remoto lugar llamado Vaca Muerta. ¿Qué mensaje envía aquí esta empresa? Cuando un empleado se enfrente a un dilema, el valor que guiará su decisión lo marcará no la beatífica enumeración de valores que aparece arriba, sino lo que sus jefes decidieron. Primero la cuenta de resultados, y luego the highest ethical standards in all dealings… ¿ Mentira o esquizofrenia?  A saber. Lo que sí sabemos, es que acción a acción, decisión a decisión en esta línea, nadie terminará por sentirse orgulloso de participar de aquella empresa.

Bueno, no arriesgaré más. No permitiré que el lector abandone y esto se convierta en un monólogo. Los valores dan para mucho, seguiremos hablando de ellos. 

Jorge de Barcelona

lunes, 28 de octubre de 2013

APOYO Y DESARROLLO

Este fin de semana estuve viendo un musical que han organizado unos chicos de un instituto de la comunidad de Madrid. Eran jóvenes y el musical supuestamente “amateur”, pero el despliegue y la calidad (tanto escénica como musical) me parecieron muy buenos, creo que todos salimos muy sorprendidos por lo bien que salió. El tema del musical era una leyenda medieval de dos hermanos gemelos que su madre tiene que separar por culpa de una maldición. Ésta les condenaba a que a uno le fuera muy mal en la vida y a otro le fuera muy bien. Uno se hizo rico, pues su madre lo abandonó en una casa de unos nobles y el otro sobrevivía como mercader. Aunque la maldición la había impuesto una hechicera con tres cabezas, la situación me recordó a muchas situaciones reales de nuestro día a día.

Cada día vemos cómo hay gente a nuestro alrededor a los que parece que la vida les sonríe mientras que a otros sólo les ocurren desgracias. Ambos, tanto los primeros como los segundos, parecen estar en las mismas condiciones, e incluso hasta han disfrutado de oportunidades parecidas, pero sin embargo,  todo les va mal a unos y a otros todo bien. En algunos casos se trata de circunstancias, algunas agradables otras desgraciadas, que podrían achacarse al destino, pero en otros se trata de situaciones menos casuales y más causales. En mi opinión hay dos factores que se conjugan en estas situaciones: el primero, intrínseco, es la predisposición y actitud de cada uno; esto condiciona indudablemente los resultados ya que sólo el hecho de tener la mente enfocada en el éxito o en el fracaso nos lleva por un camino u otro. Esto me parece fascinante, por tanto creo que lo desarrollaré en otro post. El segundo factor, no menos fascinante, nos viene dado por el ambiente que nos rodea y es causa de aquellos que nos educan, nos supervisan y nos dan apoyo. Al igual que en la leyenda medieval, es evidente que no es lo mismo desarrollarte bajo unas circunstancias u otras.

Esta idea no debería dejarnos indiferentes y rendidos a que las circunstancias determinan nuestra condición. En muchos casos nosotros somos parte de las circunstancias de otra gente y nuestra actitud hacia ellos puede condicionar su desarrollo igualmente. No sólo nuestros hijos, también aquellos que tienen personas a su cargo, deben ser conscientes de que el modo en que les tratamos, condiciona su desarrollo y crecimiento personal y profesionales.

¿Cómo podemos nosotros ayudar al desarrollo de los que nos rodean? Existen tres principios básicos: ser ejemplo, no suponer obstáculo y hacer ver las consecuencias de las decisiones que se van tomando. Esto ayuda a cualquiera a crecer y desarrollarse, pero no es suficiente. Existe, además, un componente situacional que no podemos perder de vista: hay que conocer las circunstancias emocionales de cada uno para saber cómo tratarlos. El apoyo emocional que se le da a una persona es función del grado de madurez que ésta ha desarrollado y, por tanto, debería condicionar nuestra actitud hacia ella. Cuando la persona es poco madura, el apoyo emocional debe ser bajo, sólo necesita que le demos tarea e instrucciones para poder desarrollar hábitos que le ayuden a su desarrollo. A medida que van evolucionando y encontrando dificultades nuestro nivel de apoyo emocional debe ir creciendo de manera exponencial. Hay un punto en el que esta tendencia llega a un máximo y cambia el sentido. A partir de ese momento, el apoyo emocional necesario para el desarrollo de una persona, disminuye a medida que aumenta su madurez. Adaptarse a las circunstancias de cada persona apoyándose en los tres principios básicos, es clave para poder dirigir personas de manera eficaz y contributiva a su desarrollo.

Una maldición es una maldición, no podemos deshacernos de ella a no ser que la bruja deshaga el hechizo pero, para los que no somos brujos, hay pequeñas maldiciones que podemos invertir: hacer magia, al mismo tiempo que ayudamos a otros a desarrollarse.

domingo, 13 de octubre de 2013

El poder de una sonrisa


Estoy impactada con la admirable historia de Maria de Villota, su ejemplo de superación y su modo de encajar de manera tan positiva el duro golpe que le dio la vida, su testimonio en numerosas entrevistas y las muchas imágenes de ella en los medios, siempre con una sonrisa, sincera abierta y alegre. Un titular comentaba este hecho: “Perdió un ojo pero nunca perdió la sonrisa”

Desde hace unos meses en mi departamento hemos implantado un juego que consiste en que cada viernes una persona envía al resto algo gracioso, un video, un chiste… y tiene que nominar al que le toca continuar esta cadena la siguiente semana, el asunto de estos correos es: “sonríe, es viernes”. Hace un par de semanas a la compañera que le tocaba se le paso enviarlo… supongo que el exceso de trabajo, el caso es que envió su chiste el lunes y  cambio el asunto del correo, que fue: “Sonríe es viernes, lunes, martes… ¿qué más da? Sonríe siempre! “ Y es verdad, ¿porque limitarnos nosotros mismos a una cultura de la sonrisa solo el viernes? Y a esto os quiero animar en este post, a que sonriamos siempre porque descubramos el valor de la sonrisa.

Hay distintos tipos de sonrisa, la sonrisa Duchenne es la más genuina de todas, es la sonrisa en la que movemos los músculos de la boca pero también el musculo orbicular de los ojos, es la más auténtica porque es la que se corresponde con la respuesta emocional de la alegría, se dispara de manera involuntaria como reflejo de esta emoción. Hay numerosos estudios psicofisiológicos sobre la sonrisa, en todos ellos se demuestra que al sonreír liberamos endorfinas, que son esas sustancias del cerebro que reducen la ansiedad y el dolor físico y nos dan la sensación de bienestar. Las endorfinas nos ayudan a tener una actitud positiva y ese estado mental a su vez nos predispone a razonar con mayor claridad.

Por el contrario el enfado nos bloquea mentalmente, nos impide fijarnos en detalles, nos polariza en posturas de todo/nada que impiden ver los matices, y nos puede llevar hasta el rapto emocional que es una situación de irracionalidad. Lo bueno del enfado es que se pasa, sigue una curva normal, por lo que sabemos que con el paso del tiempo el enfado tiende a disminuir. Esto es muy útil saberlo a la hora de relacionarnos con una persona enfadada y para gestionarnos a nosotros mismos, espera un poco a que se te pase el enfado, no tomes esa decisión en caliente, ni tengas esa conversación en la parte alta de tu curva del enfado porque posiblemente digas cosas de las que después te arrepientas.

La sonrisa tiene también un efecto emocional sobre los demás, es contagiosa, tiene un efecto multiplicador y genera actitudes positivas de los demás hacia nosotros, facilita la comunicación y además ilumina el rostro y resalta la belleza. Todo son ventajas al sonreír, ¡y no me vengas a chafar con las patas de gallo! Son líneas de expresión, y benditas arrugas sin son las marcas que deja una vida feliz.

Otra sonrisa que me viene a la cabeza, porque pude verla en persona recientemente, fue la de Jaume Sanllorente, el fundador de la ONG “Sonrisas de Bombay”, sonrisa Duchenne donde las haya, pegadiza y contagiosa, y es que la sonrisa tiene el poder de convencer, de animar, de facilitar… El total convencimiento de Jaume de que cada persona es valiosa en sí misma y digna de ser regalada con una sonrisa, le lleva además de a sonreír a ser un gran comunicador, entusiasta, líder y emprendedor.

¿Porque no sonreímos más? Me lo pregunto a mí misma también.

Todos tenemos preocupaciones, agobios, fallos… pero también todos tenemos alegrías, éxitos, motivos de agradecimiento… creo que es cuestión de fijarnos más en lo positivo, con esfuerzo, porque por tendencia natural solemos poner la atención sobre lo negativo, así somos. Del pensamiento positivo a la sonrisa, pero también de la sonrisa al pensamiento positivo, que ambos tienen la capacidad de ser causa y efecto, sonríe más y veras los efectos en ti mismo y a tu alrededor.


 ¡Sonríe, es gratis! Dan ganas de ponerlo en vallas publicitarias por toda la ciudad, de fondo de pantalla, de estado del Whatsapp… aunque ahora sabemos, espero haberte convencido, que el mejor modo de propagar este mensaje es contagiando nuestra sonrisa a nuestro alrededor, podría ser una nueva revolución ¿lo intentamos?

Almudena Gutierrez Merelles

martes, 8 de octubre de 2013

EMPUJONCITOS Y MALAS NOTICIAS

El coaching no es un fenómeno nuevo. Que yo recuerde, y eso que tengo poca memoria, desde Alejandro Magno ya se venía practicando esta actividad de forma muy lucrativa. Grandes figuras de la humanidad tuvieron un mentor que les ayudó a tomar decisiones y crecer como personas. Estrujando un poco la memoria me vienen ejemplos a la cabeza como Mozart, Leonardo Da Vinci o en tiempos más recientes, Rafa Nadal.  Incluso me vienen otros que no tuvieron mentor y que les fue mal (me encantan este tipo de demagogias).

¿Y yo?, si no tengo mentor, ¿estoy perdido? o, como poco, ¿condenado a que me vaya mal? En mi opinión si no tienes un buen mentor sería bueno buscarse una buena pareja que, al menos tenga la voluntad de ponernos en nuestro sitio cuando llegue el momento. Y, si no hay ser vivo que sea capaz de convivir contigo, entonces debes practicar el sano ejercicio de la humildad. La humildad es el arma secreta de los que no tienen mentor. Esto creo que me da para otro post: “el arma secreta de los que no tienen mentor” (próximamente).

Volviendo al tema que nos ocupa, considero que no hay que confundir coach o mentor con gurú, experto o simplemente consultor. Mucha gente recurre a ciertos profesionales por los conocimientos que supuestamente tienen o porque han salido en la tele. Estos son los que llamamos gurús y que nos pueden ayudar con algún aspecto puntual de nuestra vida, normalmente laboral (aunque también cubren aspectos personales como los consejeros matrimoniales). Por el contrario, si lo que necesitas es una ayuda, que te impulse a crecer en todos los planos de tu vida y a desarrollarte no sólo como un buen profesional, sino como una buena persona, entonces las alternativas son las mismas hoy que hace mil años: un cura (o un psicólogo en su versión más moderna) o un amigo, es decir alguien que no te tenga miedo, que te conozca bien y que te quiera. Esto es un mentor, del griego Méntor, personaje de la Odisea, consejero de Telémaco.

Te tiene que conocer bien en tu faceta profesional y en el plano personal. Ambos son importantes y en ambos somos distintos. También te tiene que querer. Con esto me refiero a que te tenga respeto, valore lo que haces y te lo demuestre. Por último, es fundamental que sea capaz de decirte las cosas: que sepa darte buenas y malas noticias. La diferencia entre un buen y un mal mentor es que el segundo te da cariño, te da consejos, pero no te da empujoncitos ni jarros de agua fría. Sin empujoncitos ni jarros de agua fría no vamos a ninguna parte.

Ante las decisiones difíciles de la vida buscamos orientación en otras personas, preguntando y recabando opiniones, no obstante, rara vez alguien se arriesga a decirnos abiertamente lo que mejor nos conviene. Un mentor debe ser capaz de darnos el empujoncito necesario para que no nos quedemos paralizados, con la seguridad de que nos conoce suficientemente bien como para no tener miedo a las consecuencias.

Por otra parte, es bastante evidente que si alguien no es capaz de darte malas noticias no es digno de hacerse llamar mentor. Los jarros de agua fría están a la vuelta de la esquina y si posponemos nuestro encuentro con ellos se acumulan y sientan mucho peor.


En resumen, no pretendo, con este post, hacer la radiografía de un buen coach, tampoco defender la necesidad de la figura del mentor. Pero creo que puestos a buscar consejeros para nuestras decisiones más profundas, debemos tener claro qué buscamos en aquellas personas que nos rodean y saber diferenciar entre consultores (o gurús) y mentores o coach. Sobre estos últimos, averiguar su capacidad de dar empujoncitos y su estilo de dar malas noticias, en mi opinión, es esencial.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Eres único

Eres único, irrepetible, solo tú puedes ser tú. Lo sabes y además te gusta que te lo recuerden y que te traten así como eres… que se dirijan a ti por tu nombre, que te conozcan y te valoren, ya que solo nos conocemos del todo y descubrimos quienes somos en nuestra relación con los demás.

Esto también lo saben los publicistas, las recientes campañas de Nutella y Coca-cola lo demuestran con sus cifras. El crecimiento de usuarios a los que les gusta la página de Nutella en Facebook, desde que lanzaron la campaña de etiquetas personalizadas con un nombre, aumento en un 750% llegando a 300.000 fans. En el caso de Coca-cola la firma ha registrado un aumento en ventas de la botella personal de un 24% en bodegas y de un 42% en supermercados. Y ambas marcas afirman que han conseguido estos resultados sin un incremento de sus costes por publicidad.

Dicha estrategia publicitaria me recuerda algunos principios del Personalismo, esta corriente filosófica ha puesto su énfasis en el estudio de la persona. Considera al hombre como un ser subsistente y autónomo, esencialmente social y comunitario, un ser libre, trascendente y con un valor en sí mismo que le impide convertirse en un objeto. Un ser moral, capaz de amar, de actuar en función de una actualización de sus potencias y finalmente de definirse a sí mismo considerando siempre la naturaleza que le determina. Autores de esta corriente que resaltan al hombre en su ser persona como Marcel, Guardini o Wojtyla,  que nos plantea la norma personalista de la acción: “La persona es digna, posee un valor absoluto incuestionable, por eso hay que afirmar a la persona por sí misma y nunca usarla como medio.”


De estos mensajes publicitarios y de sus exitosos resultados podemos hacer varias lecturas prácticas para nuestra vida, la primera es que si soy único lo que yo aporte a la sociedad y al mundo, en mi entorno, no lo va a poder hacer nadie en mi lugar, este hecho a mí me llama a la responsabilidad y a intentar dejar mi huella en lo que hago.

La segunda reflexión me sirve para lo que ahora llamamos branding o marketing personal, tengo que encontrar lo característico y único, lo propiamente mío que me diferencia de los demás, porque lo tengo y lo puedo poner en valor, y saber ofrecer ese valor que solo yo soy capaz de dar.

La tercera, y no por eso menos importante, es para el momento de tratar a los demás, siempre como personas irrepetibles, mirando a los ojos, llamando por su nombre, con todo el respeto que su dignidad merece, nunca como un medio o un objeto. Personalizar, siempre que se pueda, nos va a ayudar a llegar mejor a los demás, porque somos únicos y nos gusta que nos lo recuerden.

Almudena Gutiérrez Merelles

lunes, 16 de septiembre de 2013

EL PASO DEL TIEMPO

Es sorprendente lo rápido que pasa el tiempo. 
Os habéis preguntado alguna vez por qué siempre da la sensación de que cada año pasa más rápido que el anterior. Pero que esa sensación con el paso de los años es cada vez menor. 

Es sólo una cuestión de relativismo. Pensadlo un momento:

Un niño que sólo tiene cinco años, cuando cumpla seis, está claro que en valor absoluto será un año más mayor, pero ¿Cuánto más mayor será en valor relativo? La respuesta es un 20% O dicho de otra forma, el último año habrá supuesto el 17% de toda su vida. Lo cual es una cantidad considerable.



Pongámonos ahora en el caso de una persona de cincuenta años, cuando cumpla cincuenta y uno, se habrá hecho un 2,50% más viejo, o lo que es lo mismo, habrá transcurrido un 2,44% de su vida. Lo cual es una cantidad pequeña.

Esto supone que ese año, igual para ambos en tiempo total, para el niño pasó mucho más lento que para un adulto.

Si consideramos las velocidades relativas del paso del tiempo y las comparásemos con una base cualquiera, podríamos decir que lo que a un niño de 5 años le supone un año de vida, a un adulto de 40 años de edad, le supondrían algo más de 45 días y si la edad del adulto fuera de 80 años, apenas serían 22 días.

Pero todavía se podría ir un poco más lejos, y tomemos ahora todos los valores relativos año a año de la vida de una persona de 80 años, los sumamos y vemos en qué momento pasamos el ecuador relativo de nuestra vida, el resultado es… ¡A los 10 años!

Sorprendente ¿verdad?...

Creo que merece la pena pensarlo y empezar a aprovechar bien nuestro tiempo, si como el que firma sólo os queda un 20% de su vida por vivir :)

Javier Morales Mediano 9/9/2013
http://www.linkedin.com/in/javiermoralesmediano

lunes, 9 de septiembre de 2013

LA FALACIA DE LA PLANIFICACIÓN

Septiembre es el mes del año, después de enero, en el que más y mejores planes se hacen. La vuelta de vacaciones nos trae una maleta repleta de buenas intenciones para el nuevo curso escolar. La diferencia entre septiembre y enero es que la gran mayoría de buenos propósitos que nos marcamos sólo duran hasta navidad, mientras que los de enero, con fuerza de voluntad pueden llegar hasta mayo o incluso junio.

Para mí, al menos, se trata de una época en la que se ponen en marcha nuevos proyectos o proyectos parados durante los meses de verano, puesto que la gran mayoría de la gente está de vacaciones. Es, por lo tanto, una época de tensión pero también de ilusión y buenos propósitos. Lo negativo llega cuando todos estos planes e intenciones se van quedando en la cuneta. Esto causa grandes frustraciones en las personas, especialmente en el trabajo. Es, lo que el psicólogo Daniel Gilbert califica como la “Falacia de la Planificación”. Gilbert nos dice que “uno de los errores más comunes que se dan en la predicción de nuestro comportamiento es infravalorar el tiempo que nos lleva completar una tarea concreta”. Y de forma un tanto poética añade: “Parece que sabemos menos del mundo que está dentro de nuestras cabezas que del mundo en el que nuestras cabezas están dentro”.

Hace poco me contaba un amigo que toca en un grupo de música que se habían puesto como objetivo escribir un post en el blog 4 días a la semana, y como son 4 en el grupo, esto implica un post por semana y persona. El problema es que la mayoría de ellos no era consciente de su carga de trabajo (dentro y fuera del grupo) y pronto empezaron a incumplir su promesa. Esto generó frustración que a su vez derivó en el abandono del blog, causando una imagen lamentable de cara al público. Tanto a nivel laboral como a nivel personal, planificamos acciones más o menos concretas en base a unos objetivos marcados: salir a correr todos los días para perder esos kilos ganados en el verano; pasar más tiempo con tus hijos, para que no te vean como a ese extraño señor que viene a casa después de trabajar; o por ejemplo, a nivel laboral, planes de ventas que incluyen un número de visitas extraordinariamente alto para alcanzar ese objetivo de ventas. Todos ellos se convierte en planes poco creíbles, teniendo en cuenta el historial y por la falta de concreción y objetivos alcanzables. Muchas de estas tareas nunca las llegamos a hacer y las que hacemos y terminamos mal o de una manera forzada constantemente nos desalientan para futuros planes o proyectos. El sentimiento de derrota hace que disminuya nuestra preparación para futuros eventos, que trabajemos peor y que no intentemos nuevos retos.

Desde mi punto de vista todo esto tiene que ver con el control que tenemos de nosotros mismos, es decir, con nuestro autocontrol (en inglés self-control). En la medida en la que nos conozcamos, sabremos planificar de una manera más eficiente y el mero hecho de progresar y cumplir planes, como decía en mi último post, ya es un incentivo para seguir trabajando duro. Como diría mi querido profesor de IESE, Philip Moscoso, “hay una buena noticia” y esta es que se puede alcanzar un alto nivel de autocontrol. El profesor de la Universidad Estatal de Florida, Roy F. Baumeister asegura que “el autocontrol opera de forma similar a la fuerza muscular, ambos se debilitan después del esfuerzo, se recuperan con el descanso y se refuerzan con el entrenamiento”

Os animo a que septiembre sea un mes de refuerzo de autocontrol, que os conozcáis mejor, que planifiquéis mejor vuestras cosas y las de los que os rodean en la familia y en la organización, de tal forma que no caigamos en la Falacia de la Planificación y lleguemos a puntos de frustración que nos impidan progresar personal y profesionalmente.

martes, 27 de agosto de 2013

Empezar de nuevo


Después de unas semanas en Alemania en las que he podido pasear por algunas de sus ciudades, mezclarme con sus gentes y visitar sus monumentos y museos, he podido apreciar más de cerca la capacidad que ha tenido este país de volver a empezar, empezar de cero, reconstruir sus ciudades y su nación tras los duros golpes de la historia.

Os recomiendo, si tenéis ocasión, visitar en Bonn la Casa de la Historia, es un museo de historia de Alemania desde el final de la segunda Guerra Mundial hasta nuestros días, su historia reciente muestra que es un pueblo fuerte que ha sabido reponerse y situarse con rapidez a la cabeza de la economía europea.


En cada Iglesia Románica o Gótica que he visitado, hay grandes joyas arquitectónicas en esta tierra,  encuentras fotografías y paneles de cómo eran estas antes de la guerra, como quedaron después de los bombardeos  y como ha sido su reconstrucción, en muchos casos muy fidedigna al original. Me impresiona ver esas imágenes de Colonia absolutamente destruida, excepto la catedral que se mantuvo intacta, entre las postales de las tiendas de suvenir. Es ejemplar como con la colaboración de todos consiguieron sacar los escombros de sus ciudades destrozadas y construirlas de nuevo.



Pensando en esto me vienen a la cabeza tantas personas que con la crisis han perdido sus puestos de trabajo y se han visto obligadas a empezar de nuevo, las empresas que han tenido que cerrar, los emprendedores que no han conseguido sacar sus ideas adelante, podríamos llamarlos fracasos pero en realidad son oportunidades de crecer, y todos encontramos momentos en los que tenemos que volver a empezar, momentos también más cotidianos, una hoja de cálculo que no tira, una dieta abandonada, un proyecto que no sale.

Empezar de nuevo supone humildad, para reconocer los errores y sacar de ellos un aprendizaje, supone perseverancia para mantenerse firme en las decisiones y poner los medios necesarios a pesar del cansancio o el desánimo que los fracasos producen. Volver a empezar supone también cierta creatividad, buscar nuevos modos, intentar cosas distintas. Todas estas capacidades se ponen en juego cuando uno se levanta y comienza de nuevo, y estas cualidades se desarrollan y uno crece.

A veces tenemos demasiado miedo al fracaso, este miedo muchas veces nos frena, si pensamos en que siempre podemos volverlo a intentar y  todo el aprendizaje que nos llevamos cuando probamos algo que no sale, quizá se incline más la balanza hacia el lado de aventurarnos.

Tantos ejemplos de esto mismo encontramos en el deporte,  el saltador de altura que vuelve a intentarlo con el listón un poco más alto, o la gimnasta que cae de la barra y vuelve a subir y retoma el ejercicio por donde lo dejo son otros ejemplos inspiradores para todos los que en algún momento tienen que volver a empezar, en su carrera, en su negocio, en su proyecto, en la investigación, lo que sea que no haya salido como esperábamos.

Almudena Gutierrez Merelles
Imagen, fuente: John Florea.

domingo, 11 de agosto de 2013

EL PRINCIPIO DE PROGRESO

No paro de escuchar que la crisis que estamos padeciendo no es sólo una crisis económica, sino una crisis de valores. Este tema vende mucho pero en realidad creo que poca gente explica qué es lo que significa, porque incluso los que hablan de crisis de valores se remiten a datos económicos y financieros para sostener sus afirmaciones. Es muy fácil decir que estamos en una crisis de valores y sin embargo seguir lamentándonos de que los bancos no conceden créditos, de que el gobierno nos recorta por todos los lados o de que estamos perdiendo poder adquisitivo.

No seré yo quien, en este post, niegue lo anterior y quien, ni mucho menos, haga aquí una apología de los valores perdidos (eso lo dejaré para mi segundo o tercer libro). Pero sí voy a ser el que hable de un tema que causa graves crisis de valores y económicos en las organizaciones: el desapego en el trabajo. No podemos resolver los problemas económicos y la crisis (aunque suene un poco fuerte) sino resolvemos primero el problema de desapego que sufren millones de personas en el trabajo.

Estoy aprovechando el verano para culturizarme un poco y ha caído, por suerte, entre mis manos, un libro de la profesora de Harvard, Teresa Amabile, con reflexiones que, en mi opinión, son muy interesantes y que me gustaría compartir con vosotros. El libro se llama The Progress Principle. En él, la profesora defiende que “el driver nº 1 de tener a la gente involucrada y con actitud creativa en el trabajo es permitir que éstos hagan progresos significativos, incluso si este progreso es una pequeña victoria”. Lo que defiende la profesora Amabile es que cuanto más involucrada, alineada y apegada a su trabajo se encuentran las personas, más cerca de ser productivos y creativos están, y todo esto se consigue aportando una verdadera sensación de progresión a la gente que nos rodea.

Esto puede parecer algo obvio y sencillo, pero lo que tiene detrás no lo es tanto. Y no sólo porque le ha llevado 15 años de investigación a la profesora Amabile, sino porque implantar esta cultura no es, en absoluto, sencillo. Como dice el profesor de Psicología Social de la Wesleyan University, Scott Plous, en los temas de Psicología aplica a menudo el principio de “ya lo sabía”, pues se trata de asuntos de “sentido común”. El problema es que el “sentido común” lo solemos invocar una vez que ocurren los hechos. Esta sobreconfianza que provoca el principio de “ya lo sabía”, según Plous, a menudo conlleva que las personas se vuelvan arrogantes sobre la validez de sus juicios y predicciones. Por tanto, cuidado con lo obvio y sencillo, cuando de estos temas se trata.

Para poder desarrollar la idea del “Principio de Progreso”, es necesario que cada uno pensemos en qué cosas podemos hacer hoy mismo para conseguir que la gente que nos rodea progrese en su trabajo, que lo hagamos y que celebremos esos progresos. Se trata de analizar los errores para mejorar, no a las personas que cometen esos errores y  ayudar a que cada uno, de forma individual, se pueda trazar un camino de progreso y avance que le permita mantener la involucración y el apego en niveles rentables tanto para la compañía como para la persona, tanto económica como socialmente.


No sé hasta qué punto es esto esencial para salir de la crisis, pero que se trata de una condición necesaria para que las empresas avancen y se adapten a los cambios de la sociedad en la que vivimos, lo tengo meridianamente claro. Nutrir el desarrollo personal a diario muestra nuestros patrones y nos ayuda a identificar nuestras debilidades y fortalezas así como a crear un clima de creatividad fundamental para el progreso de las organizaciones. 

lunes, 5 de agosto de 2013

EL CAFÉ TORTONI

Siempre he sido un enamorado de los cafés urbanos antiguos y con gran tradición.  En mi memoria, guardo recuerdos de grandes tertulias y conversaciones en torno a una mesa y a un café. Así debe de suceder en todo el mundo, pues son infinidad de ellos en los que se han organizado desde hace mucho tiempo tertulias, tenidas y charlas de café entre intelectuales, filósofos, autores y toda clase de artistas.

El otro día, en Buenos Aires, tuve la oportunidad de visitar uno de estos cafés, el Café Tortoni. Entrar en el Café Tortoni es como dar un salto atrás en el tiempo, y caer en las tertulias de Borges y Alfonsina Storni, cuyos bustos son testigos mudos de lo que sucede  ahora y testimonio de  lo que una vez sucedió. 

Como poseído por el espíritu que se respira en el ambiente, me puse a pensar acerca de lo bueno y lo malo de lo que pasa en Argentina y en España.  Sin duda, las calles, los edificios, el propio Café Tortoni, nos revelan la existencia de una época floreciente y opulenta de Buenos Aires, y, por ende, de toda Argentina.   Además, la gran proliferación de teatros, palacios e instituciones antiguas perite adivinar un gran pulso cultural sosteniendo esta opulencia.  Antes de sentarme a tomar café en el Tortoni, había estado en el Gran Teatro Colón, evidencia  rotunda de lo que digo.

Sin embargo, al salir de ese trasunto de máquina del tiempo que es el Café Tortoni, uno se da de bruces con una realidad decadente, vieja, ajada y llena de jirones. Toda Argentina está sumida en la fatalidad, en la nostalgia y en la melancolía. La realidad opulenta de Argentina sólo habita ya en los libros de historia. A la nostalgia de un hecho que no ha sucedido en la vivencia de una persona, alguien lo llamó con acierto melancolía, una palabra que evoca sentimientos de tristeza y resignación.  Sin embargo, esa es la palabra que mejor expresa lo que he podido conocer de Argentina durante estos días. Melancolía.  No en vano, si alguien muy lúcido dijo que Argentina es un país en el diván; por ser el país donde más seguidores de Freud existen, esa postración y depresión presente por cuenta de un pasado que nadie tiene ya en sus pupilas es carne de diván, ya que, presos de un recuerdo inexistente, no viven  el presente en plenitud.

En este diván ocurre algo parecido a lo que ocurría en el célebre callejón del Gato. La realidad se ve distorsionada, grotesca. En Argentina se ha elevado  hasta el paroxismo a categoría de mito a unos personajes que, bien mirado, han significado la ruina moral del país.  En este país, se venera, al modo de santos cuya sola invocación provocara la lluvia, a Eva Duarte Perón.  Tal es la admiración por esta mujer (al que realmente ejerció el poder, su marido, Juan Domingo Perón, no se le recuerda tanto)  que aún hoy, setenta años tras su muerte, todos partidos políticos, todos, a diestra y siniestra, se definen como peronistas.
Puede establecerse que su legado, junto con otras peregrinas  ideas que han florecido en esta zona como la hidra, ha sido el germen del mal que aflige y posterga ad calendam graecas el definitivo despegue de Latinoamérica;  el populismo.  Creo que fue Chesterton el que dijo que, cuando no se cree en Dios, se corre el riesgo de creer en cualquier cosa. Sustituir, o mejor dicho, elevar a los altares a algo tan vulgar y corriente como una persona provoca que sus ideas, por bien intencionadas que fueran,  sirvan para los más terrible propósitos.  La mezcla de marxismo y fascismo que se nos ofrece con el populismo, es la prueba de ello. A modo de un cóctel, la mezcla se hace dulce, atractiva, jugosa, fresca…. Pero  causa una terrible indigestión; y si se abusa de forma continuada, una dependencia.  Esa dependencia es lo que hace que hoy Argentina sea un país ineficiente, cansado, viejo… pero muy rico.

Sin embargo, tienen algo que me causó una sana envidia.  Los argentinos están muy orgullosos de serlo.  No conozco a ningún español que, aún sintiéndose orgulloso de serlo (como yo), al modo machadiano,  no le duela España. 

Bien, quizá un día Argentina deje de perder el tiempo, se abran al mundo, pierdan el miedo y canalicen todo esa fuerza vital que late en su corazón. Quizá renueven sus altares y, esta vez si, veneren la libertad, la cultura, el conocimiento y el trabajo. Mientras tanto, y a pesar de todo, seguiremos disfrutando de esa fatalidad suya, tan bien cantada y bailada en sus innumerables teatros porteños.

Al  llegar al Hotel, después de mi parada en el café Tortoni, hice una pequeña lista de cafés en una servilleta que cogí como recuerdo. Anoté los nombres de cafés y bares  tradicionales y antiguos que había visitado, y pensé, ¿Por qué no compartir con mis compañeros EMBARCADOS la lista y pedirles que envíen la suya con un artículo de cada lugar? Si uno no viaja, siempre es un buen remedio viajar a través de los amigos.

Cafés:
Café Gijón en Madrid
Café Iruña, en Pamplona.
La Bodeguita del Medio, en La Habana.
Café de Levante, en mi Zaragoza
Café Florian, en Venecia.

Café Tortoni, en Buenos Aires. 


Jorge Barcelona

lunes, 29 de julio de 2013

Tú decides!

Hay frases sobre las que no pasas de largo, se quedan en tu cabeza, las rumias hasta sacarles todo el sentido. Son frases que pueden ser simples o quizá obvias pero que contienen verdades importantes, eso me ha pasado cuando escuché a Julieta, en su curso de automotivación, hacer la siguiente afirmación: “todo lo que hacemos lo hemos decidido”. Suena a perogrullada pero me parece importante reflexionar sobre esta idea porque creo que cambia la actitud de las personas en la vida y en el trabajo: de víctimas a responsables, de sujetos pasivos a agentes activos, de espectadores de sus propias vidas a actores.
Y a mí ante esta afirmación inicialmente me salió pensar,  ¡pues no todo! Hay cosas que detesto y que hago porque no me queda otro remedio, seguro que tú muchas veces has pensado lo mismo. Pienso, por ejemplo, en alguno de esos informes automáticos y monótonos  que tengo que entregar cada quincena… pero si le das una vuelta de tuerca y lo piensas al revés, bueno no lo quieres hacer, ¡no lo hagas! Y claro resulta que al final has decidido hacerlo, quizá porque no quieres asumir las consecuencias que tenga no entregarlo: un jefe descontento, un compañero desatendido, una mala evaluación… pero en definitiva lo haces porque quieres.
Pero vayamos un paso más adelante, porque no solo se trata de ser consciente de que tú eres el que decides,  que ya solo esto te hará enfrentarte con las “obligaciones” de otra manera, más positiva, además date cuenta que puedes decidir cómo lo quieres hacer, con que actitud vas a llevarlo a cabo. La actitud depende en gran medida de como percibimos la realidad. Si vemos las cosas como una amenaza tenderemos al miedo, a dar una respuesta instintiva, seremos reactivos, nos guiaremos por la resignación, lo que algunos llaman actuar en OFF porque el miedo nos lleva a la huida o a la lucha. Si vemos la realidad como una oportunidad tendremos una actitud proactiva, actuaremos con confianza, daremos una respuesta racional que nos llevara al desarrollo personal, actuaremos en ON. Hago este informe porque lo he decidido y además lo voy a hacer muy bien, y si puedo lo voy a mejorar  para que sea más útil.
Esto me trae a la cabeza una cita de Víctor Frankl :«Todo puede serle arrebatado a un hombre, menos la última de las libertades humanas: el elegir su actitud en una serie dada de circunstancias, de elegir su propio camino. ¿No podemos cambiar la situación? Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento
Necesitamos encontrar motivos para hacer las cosas, y si los motivos que tenías ya no te motivan, ¡cámbialos! Al final creo que se trata de hacer lo que hay que hacer encontrando los motivos para hacerlo y con una actitud responsable ante la vida. Somos los responsables de nuestras vidas, de cada uno depende ser como somos y si nos descuidamos, echamos balones fuera y parece que son las circunstancias y las personas que nos rodean los que nos determinan y nos llevan, y  no es así.
Vivir en ON es actuar con consciencia actual en cada momento, estar con la cabeza en lo que haces con toda tu atención, sin arrastra las malas experiencias del pasado ni tener las preocupaciones del futuro, estar en lo que haces al 100%, estar en el ahora.
Para un diagnóstico de nuestra situación, nos podemos fijar en el lenguaje para descubrir si actuamos en ON o en OFF, observa si entre tus respuestas están con frecuencia estas frases: no me queda más remedio, me he visto obligado, no he tenido otra opción… si por mi fuera no lo haría, y demás justificaciones que nos damos a nosotros mismos para mantenernos en nuestra posición de víctimas y no terminar de coger las riendas de nuestras vidas.
Esto también nos sirve para dar motivos y hacer responsables a nuestros equipos y colaboradores, mira a ver de qué manera las personas que dependen de ti se sienten libres y responsables para hacer lo que hay que hacer, encontrando sus propios motivos, y tendrás un equipo comprometido y entregado a conseguir el objetivo.
Tú decides: vivir en ON o vivir en OFF.
Almudena Gutierrez Merelles

lunes, 15 de julio de 2013

EL CAMBIO REACTIVO

Hace un par de domingos (en realidad ya era lunes) estuve viendo el partido de fútbol entre España y Brasil a pesar de quedarme sin algunas de mis preciadas horas de sueño. Aparte de la derrota, que prefiero no comentar, hay un par de detalles que me llamaron la atención y que tienen mucho que ver con cómo las personas (y las organizaciones) se enfrentan a los cambios del entorno.

En primer lugar, y en claro contraste a lo que sucedió ante Italia, España no pudo (o no supo) cambiar su estrategia a tiempo para adaptarse al entorno. Aun viendo que su "centro de producción" (Xavi-Iniesta) no funcionaba, no hicieron nada efectivo para cambiar. Por otro lado, tampoco hubo anticipación o análisis previo, ya que España salió a jugar como lo hace siempre, sin tener en cuenta que las condiciones (del ambiente y del rival) iban a ser diferentes a lo habitual.

En la mayoría de las empresas, hoy en día, ocurre algo similar. El mercado cambia vertiginosamente, nuestros clientes evolucionan a gran velocidad, nuestros trabajadores, en cambio, se acomodan y se crean vicios o simplemente no están preparados para soportar estos cambios radicales que se nos vienen encima a corto plazo (o que incluso ya los tenemos encima).

Es importante que las empresas mantengan un espíritu proactivo ante el cambio, a través del cual se vayan haciendo pequeñas modificaciones a lo largo del tiempo. Por ejemplo, nuestro seleccionador nacional, hace ligeras alteraciones de su equipo adaptándose a las circunstancias de cada torneo y al estado físico de los jugadores. Pero es tanto o más importante, darse cuenta de cuándo hay que hacer un cambio reactivo. En oposición al cambio proactivo, en el cambio reactivo es fácil saber lo que hay que hacer con buen análisis previo (del entorno de nuestra organización, de nuestras capacidades, etc.), pero es más difícil hacerlo. Es más lo que hay que "desaprender" que lo que hay que aprender. Suelen ser traumáticos y conllevan costes y desgaste con las personas. Además es muy importante que se identifiquen claramente tres figuras en este proceso de cambio: un estratega que defina el camino a seguir, un agente que se encargue de implementarlo (el agente puede venir de dentro o de fuera de la organización en base al perfil que sea necesario en cada momento) y unos receptores. En el caso del fútbol el cambio reactivo dura no más de 90 minutos.

Bajo estas circunstancias de cambio reactivo es necesario que la nueva información que se lanza a los receptores esté claramente diferenciada de la antigua. De no ser así ocurre lo que ya en 1957 León Festiger definió como la "Disonancia Cognitiva" que no es más que la acumulación de los conflictos internos que surgen en las personas por las tensiones entre dos ideas bien diferenciadas. Esto se puede evitar, tanto en las empresas como en el fútbol, a través de actos significativos que refuercen las nuevas ideas necesarias para adaptarse a los cambios radicales del entorno.


Estoy seguro de que Vicente del Bosque sabía que las condiciones ambientales en Maracaná iban a ser muy hostiles y posiblemente preparó al equipo mentalmente, pero tras el primer gol (nada más empezar el partido) y tras ver que Brasil no iba a dejar jugar a España como ésta lo hace siempre, un cambio reactivo y rápido hubieran obligado a Brasil a cambiar su estrategia y posiblemente no hubieran sido tan efectivos. Lo bueno del deporte es que el año que viene tenemos una nueva oportunidad.

miércoles, 3 de julio de 2013

TODO TIENE UN MOTIVO...

EMBArcados dos.


Hace un mes estábamos recogiendo de manos del Rector de la Universidad de Navarra nuestro título de Executive MBA del IESE, emocionados y orgullosos de haberlo conseguido, felices y acompañados de nuestras familias y compañeros del master. Los dos años de EMBA nos han marcado, no solo por todo lo que hemos aprendido a nivel teórico, sino por todo lo que nos ha enriquecido a nivel personal, en el desarrollo de capacidades (esfuerzo, constancia, superación, liderazgo, trabajo en equipo…) pero seguramente en lo que todos los graduados estemos de acuerdo es que uno de los mayores tesoros que nos llevamos de este tiempo son los amigos, compañeros y profesores, que hemos hecho a lo largo del programa.

El EMBA además es un impulso, un soplo de aire fresco en tu carrera, que te lleva a plantearte hacer cosas, crecer, dar más… Fue a mitad de curso en una conversación con un buen amigo de mi hermano, fundador de una empresa que lleva 16 años formando directivos a través del aprendizaje experiencial, cuando se me abrió delante de los ojos por primera vez la posibilidad de escribir. Después durante las clases con ese profesor del master que nos hacía reflexionar y escribir sobre nuestro dialogo interior, cuando pude hacer mis segundos y terceros pinitos, que alguna cosa había escrito ya antes, casi siempre para mí misma. Y definitivamente durante las sesiones del Capstone (un curso intensivo que tuvimos al final del master para elaborar nuestro plan de carrera) fue cuando hice explicita mi decisión: voy a empezar a escribir un blog. Manifestar en público las decisiones de alguna manera te compromete a llevarlas a cabo.

Pero este proyecto y este blog nunca hubieran sido posibles sin el empuje, la energía y el entusiasmo de Juanen, buen compañero del master, inquieto y activo, gran amigo y generoso. Cuando las inquietudes e intereses de dos personas se unen, una encuentra en la otra el apoyo y la energía necesarios para lanzarse a la acción, y como si de un enlace de hidrogeno se tratara (hago un guiño a la formación de mi socio en esta aventura) uniendo fuerzas, lanzamos este blog con varios objetivos:

El primero es simplemente el de compartir: compartir vivencias, ideas, reflexiones, aprendizajes,  intereses e inquietudes; Para mi compartir es casi una necesidad, lo llevo en parte en mi ADN quizá porque cuando eres la penúltima de una familia de doce no conoces otra cosa, y quizá porque lo he aprendido de mi madre que es incapaz de disfrutar de un onza de chocolate en soledad.

La segunda razón es la de mantenernos activos, inquietos, interesados por todo lo que ocurre a nuestro alrededor; seguir formándonos, estudiando y leyendo, de manera que le saquemos más partido a cada día, a lo que leemos, oímos, vivimos y pensamos.

Y por último, el objetivo también legítimo de darnos a conocer: crear nuestra marca personal, que será para bien o para mal ya que exponerse a la lectura de cualquiera tiene sus riesgos; pero que nos puede ayudar a avanzar a cada uno en esa carrera que hemos proyectado y nos gustaría desarrollar, como formador de directivos uno, como coach y consultora de personas y organizaciones la otra.

Con mucha ilusión, esperamos post a post aportaros mucho, haceros reflexionar sobre personas y organizaciones, incluso: ¿Por qué no? divertiros, animaros y alegraros con su lectura.


Una última cosa que nos queda es pediros vuestra colaboración, nos encantara recibir vuestras sugerencias, comentarios, criticas, y siempre que tengáis algo que contar relacionado con estos temas (personas y organizaciones) os invitamos a escribir y publicar con nosotros, sabemos que tenéis mucho que compartir cada uno de vosotros también y estamos seguros de que en escribir encontrareis el mismo gusto que los que hoy lanzamos este blog.

Almudena Gutierrez Merelles