No paro de escuchar que la crisis
que estamos padeciendo no es sólo una crisis económica, sino una crisis de
valores. Este tema vende mucho pero en realidad creo que poca gente explica
qué es lo que significa, porque incluso los que hablan de crisis de valores se
remiten a datos económicos y financieros para sostener sus afirmaciones. Es muy
fácil decir que estamos en una crisis de valores y sin embargo seguir
lamentándonos de que los bancos no conceden créditos, de que el gobierno nos
recorta por todos los lados o de que estamos perdiendo poder adquisitivo.
No seré yo quien, en este post,
niegue lo anterior y quien, ni mucho menos, haga aquí una apología de los
valores perdidos (eso lo dejaré para mi segundo o tercer libro). Pero sí voy a
ser el que hable de un tema que causa graves crisis de valores y económicos en
las organizaciones: el desapego en el trabajo. No podemos resolver los
problemas económicos y la crisis (aunque suene un poco fuerte) sino resolvemos
primero el problema de desapego que sufren millones de personas en el trabajo.
Estoy aprovechando el verano para
culturizarme un poco y ha caído, por suerte, entre mis manos, un libro de la
profesora de Harvard, Teresa Amabile, con reflexiones que, en mi opinión, son
muy interesantes y que me gustaría compartir con vosotros. El libro se llama The Progress Principle. En él, la
profesora defiende que “el driver nº
1 de tener a la gente involucrada y con actitud creativa en el trabajo es
permitir que éstos hagan progresos significativos, incluso si este progreso es
una pequeña victoria”. Lo que defiende la profesora Amabile es que cuanto más
involucrada, alineada y apegada a su trabajo se encuentran las personas, más
cerca de ser productivos y creativos están, y todo esto se consigue aportando
una verdadera sensación de progresión a la gente que nos rodea.
Esto puede parecer algo obvio y
sencillo, pero lo que tiene detrás no lo es tanto. Y no sólo porque le ha
llevado 15 años de investigación a la profesora Amabile, sino porque implantar
esta cultura no es, en absoluto, sencillo. Como dice el profesor de Psicología
Social de la Wesleyan University, Scott Plous, en los temas de Psicología
aplica a menudo el principio de “ya lo sabía”, pues se trata de asuntos de
“sentido común”. El problema es que el “sentido común” lo solemos invocar una
vez que ocurren los hechos. Esta sobreconfianza que provoca el principio de “ya
lo sabía”, según Plous, a menudo conlleva que las personas se vuelvan
arrogantes sobre la validez de sus juicios y predicciones. Por tanto, cuidado
con lo obvio y sencillo, cuando de estos temas se trata.
Para poder desarrollar la idea
del “Principio de Progreso”, es necesario que cada uno pensemos en qué cosas
podemos hacer hoy mismo para conseguir que la gente que nos rodea progrese en
su trabajo, que lo hagamos y que celebremos esos progresos. Se trata de
analizar los errores para mejorar, no a las personas que cometen esos errores
y ayudar a que cada uno, de forma
individual, se pueda trazar un camino de progreso y avance que le permita
mantener la involucración y el apego en niveles rentables tanto para la
compañía como para la persona, tanto económica como socialmente.
No sé hasta qué punto es esto
esencial para salir de la crisis, pero que se trata de una condición necesaria
para que las empresas avancen y se adapten a los cambios de la sociedad en la
que vivimos, lo tengo meridianamente claro. Nutrir el desarrollo personal a
diario muestra nuestros patrones y nos ayuda a identificar nuestras
debilidades y fortalezas así como a crear un clima de creatividad fundamental
para el progreso de las organizaciones.
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