martes, 27 de agosto de 2013

Empezar de nuevo


Después de unas semanas en Alemania en las que he podido pasear por algunas de sus ciudades, mezclarme con sus gentes y visitar sus monumentos y museos, he podido apreciar más de cerca la capacidad que ha tenido este país de volver a empezar, empezar de cero, reconstruir sus ciudades y su nación tras los duros golpes de la historia.

Os recomiendo, si tenéis ocasión, visitar en Bonn la Casa de la Historia, es un museo de historia de Alemania desde el final de la segunda Guerra Mundial hasta nuestros días, su historia reciente muestra que es un pueblo fuerte que ha sabido reponerse y situarse con rapidez a la cabeza de la economía europea.


En cada Iglesia Románica o Gótica que he visitado, hay grandes joyas arquitectónicas en esta tierra,  encuentras fotografías y paneles de cómo eran estas antes de la guerra, como quedaron después de los bombardeos  y como ha sido su reconstrucción, en muchos casos muy fidedigna al original. Me impresiona ver esas imágenes de Colonia absolutamente destruida, excepto la catedral que se mantuvo intacta, entre las postales de las tiendas de suvenir. Es ejemplar como con la colaboración de todos consiguieron sacar los escombros de sus ciudades destrozadas y construirlas de nuevo.



Pensando en esto me vienen a la cabeza tantas personas que con la crisis han perdido sus puestos de trabajo y se han visto obligadas a empezar de nuevo, las empresas que han tenido que cerrar, los emprendedores que no han conseguido sacar sus ideas adelante, podríamos llamarlos fracasos pero en realidad son oportunidades de crecer, y todos encontramos momentos en los que tenemos que volver a empezar, momentos también más cotidianos, una hoja de cálculo que no tira, una dieta abandonada, un proyecto que no sale.

Empezar de nuevo supone humildad, para reconocer los errores y sacar de ellos un aprendizaje, supone perseverancia para mantenerse firme en las decisiones y poner los medios necesarios a pesar del cansancio o el desánimo que los fracasos producen. Volver a empezar supone también cierta creatividad, buscar nuevos modos, intentar cosas distintas. Todas estas capacidades se ponen en juego cuando uno se levanta y comienza de nuevo, y estas cualidades se desarrollan y uno crece.

A veces tenemos demasiado miedo al fracaso, este miedo muchas veces nos frena, si pensamos en que siempre podemos volverlo a intentar y  todo el aprendizaje que nos llevamos cuando probamos algo que no sale, quizá se incline más la balanza hacia el lado de aventurarnos.

Tantos ejemplos de esto mismo encontramos en el deporte,  el saltador de altura que vuelve a intentarlo con el listón un poco más alto, o la gimnasta que cae de la barra y vuelve a subir y retoma el ejercicio por donde lo dejo son otros ejemplos inspiradores para todos los que en algún momento tienen que volver a empezar, en su carrera, en su negocio, en su proyecto, en la investigación, lo que sea que no haya salido como esperábamos.

Almudena Gutierrez Merelles
Imagen, fuente: John Florea.

3 comentarios:

  1. Estupendo Almudena. No puedo estar más de acuerdo. Si echamos una mirada al solar patrio, esta no puede ser más desalentadora. Ante un caso parecido (nuestra guerra civil no dejó un país mucho mejor que la Alemania post nazi) aún andan algunos tratando de ajusticiar a gente,remover tumbas etc. En este país, tan dado a los autos de fe y a las lapidaciones públicas (patios de monipodio, feliz expresión cervantina) contamos con el penoso logro de ser el que más se ha matado entre sí en su historia. Eso tiene un fiel reflejo en las empresas, a saber: preferencia del enchufe al mérito, del apaño sobre la excelencia, del favor sobre el servicio... Al menos, aún tenemos a una Almudena a mano que nos ofrezca buenos consejos.

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  2. Muchas gracias Jorge, creo que salir de la crisis va a ser una buena oportunidad para desarrollar, en el solar patrio, algunas de estas capacidades.

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  3. Viajar: un modo de aprendizaje
    Además del sabio consejo de Almudena y Jorge sobre la obligación moral que tenemos todos para reinventarnos o volvernos a levantar ante este tiempo de crisis, también quisiera poner de relieve no sólo la posibilidad de aprender que tenemos cuando viajamos, sino también -me atrevería a decir con prudencia- la obligación moral que tenemos ante cualquier viaje, como éste ha sido el caso de Almudena en la ordenada Alemania.
    Por mucho que nos cueste aceptarlo, el motor económico de Europa, Alemania, ya ha hecho sus deberes, desde comienzos de 2000 y especialmente a partir de 2003 con el reajuste necesario impuesto por Schroeder, y ahora nos toca a nosotros, los españolitos, que nos creímos ricos gracias al crédito bancario. Creo deberíamos aprender más de la humildad y del trabajo sin descanso del pueblo alemán, en lugar de criticar al contribuyente alemán o a la dura y rígida canciller alemana, pues nuestros vecinos germanos son quienes en gran medida están pagando la orgía del Sur de Europa. No digo que debamos cambiar nuestra alegre manera de ver las cosas por el frío, sobrio, recto y ordenado punto de vista alemán, pero sí que podemos y debemos aprender algo de ellos, por ejemplo a) su conducta vital más austera o ahorrativa de acuerdo a sus posibilidades económicas reales por encima de la alegría o despilfarro español, b) la flexibilización del mercado laboral, por el que la que el Instituto de Empleo Alemán no permite que un trabajador rechace más de 3 ofertas de trabajo consecutivas aunque estén a X kms de su domicilio, pues le brinda ayudas o incentiva para la movilidad laboral, o le amenaza con cortarle el subsidio, c) unas normas de convivencia contempladas en los contratos de arrendamiento establecidas para cumplirlas que sancionan al incumplidor, d) unos políticos que, ante la más mínima sospecha de corrupción o imputación por hechos como la aceptación de regalos ilícitos, abandonan sus responsabilidades de gestión política sin aferrarse al cargo y dejando paso a otros "limpios" que puedan SERVIR al pueblo de manera más honorable, etc etc etc.
    En fin, Embarcados, yo no digo que nadie sea ejemplo para nadie, pero sí les animo a tener los ojos bien abiertos y a impregnarnos de todo lo bueno y bien que se hace fuera de nuestras fronteras, especialmente en estos tiempos de crisis que cualquier pequeña observación que tenemos de viaje, puede ser el germen de una idea innovadora para importar y crear algo nuevo dentro de nuestra necesitada España.

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