martes, 24 de diciembre de 2013

INCERTIDUMBRES

Os escribo desde Hinojosa de Duero, un pequeño pueblo salmantino en la frontera entre España y Portugal en el que nació mi madre y al que vengo todos los años a celebrar la Navidad con amigos y familia. Es un buen lugar y un buen momento para hacer repaso del año pasado y pensar en los acontecimientos que tenemos por delante. Junto a la chimenea de mi casa, desde donde estoy ahora mismo, todo se ve muy lejano y la perspectiva te ayuda a reflexionar.

Recibir información a través de los sentidos es un arte que se debe conocer y perfeccionar. Durante todo el año somos receptores de información que de un modo u otro entra a nuestro cerebro a través de los sentidos: olfato, vista, oído, gusto y tacto. Toda esta información la procesa el cerebro a través de una serie de mecanismos que nosotros mismos entrenamos y sobre los que trabajamos constantemente para mejorar las decisiones que hacemos. Los expertos hablan de un proceso de 8 etapas que culmina con la más tangible: el plan de acción (Organizar las ideas, reconocer obstáculos, enmarcar el asunto, generar alternativas, evaluar alternativas, tomar decisiones, comunicar las decisiones e implantar la decisión).

No obstante, en la mayoría de los asuntos sobre los que tomamos decisiones, las incógnitas son más que las respuestas. En estas fechas navideñas se elaboran de planes profesionales y personales para el 2014 que están repletos de preguntas sin resolver sobre las que sólo el tiempo dictaminará sentencia. Cada vez que, a través del estudio y la experiencia, llegamos a una respuesta, nuevos interrogantes y dudas aparecen en el horizonte. Os recomiendo que no insistáis mucho en hallar respuestas. Os animo a aquellos que aprovecháis estos días para cultivar vuestro espíritu, que pidáis y trabajéis por desarrollar una mente abierta, con análisis profundo y crítico de los problemas que se os plantean, pero no recéis para que se os den respuestas a vuestros interrogantes pues sólo hallaréis preguntas.

En mi opinión es necesario aprender a convivir con la incertidumbre, saber que lo único cierto y real es lo que ocurre ahora mismo. En la medida en la que seamos capaces de tener una relación natural con la incertidumbre conseguiremos reducir nuestras angustias y ansiedades, nos preocuparemos menos por el futuro y más por el presente y conseguiremos tener una relación con nosotros mismos mucho más fluida que se transmitirá también hacia afuera, en nuestra relación con los demás.

La Navidad es un periodo estupendo para la reflexión, para cultivar nuestro espíritu, para plantearnos nuevas metas, para analizar nuestra relación con los demás y con nosotros mismos, etc. Aprovechémosla sin dudarlo, pero no pretendamos tener la solución y los problemas al mismo tiempo, no nos preocupemos en conocer el final del camino sin antes recorrerlo, no gastemos fuerzas en obtener respuestas e invirtámosla en generar preguntas y en trabajar cada día. Os animo a que os hagáis “amigos” de la incertidumbre y os preocupéis en andar el camino que tenéis bajo vuestros pies.

Mientras el fuego de mi chimenea se consume pienso en el tostón que voy a cenar esta noche y no puedo evitar sonreír, ser feliz y disfrutar de la familia y amigos que me rodea, sabiéndome un privilegiado. Me gusta aprovechar el momento, disfrutar cada paso del camino, aun cuando grandes incógnitas rodean nuestra vida… Os animo a que hagáis lo mismo. El futuro será en función de lo que hagamos hoy, por tanto, no empobrezcáis vuestro futuro por no pensar en vuestro presente o porque las dudas os paralicen. Feliz Navidad.

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