domingo, 14 de septiembre de 2014

Ruta Marangu y tu trayectoria profesional


Siempre me ha gustado la montaña, desde que iba de pequeña con mi padre por la sierra de Madrid o a los Picos de Europa, hasta las veces que he podido disfrutar en los Pirineos. Hace tiempo que no hago una gran ruta pero este verano si me pude asomar un día a la Anajarra, un 2.000 en la sierra de Madrid, en el puerto de la Morcuera, que sin excesivo esfuerzo te lleva a unas buenas vistas.

Uno de mis hermanos acaba de volver de subir al Kilimajaro, el punto más elevado de África casi un 6.000. Hay diversas rutas que te llevan hasta la cima, la más común es la ruta Marangu, tres días hacen falta para alcanzar la cima y dos para el descenso, son un total de 64km de recorrido, haciendo frente en muchos casos al mal de altura. El equipo que acompaña al escalador que hace esta ruta suele ser de un guía y tres porteadores. La flora y fauna que uno encuentra durante la travesía es espectacular y alcanzar la cima con éxito una satisfacción que no se puede describir con palabras. Debe ser una de esas experiencias únicas en el mundo.


En este tipo de deporte el esfuerzo de la subida siempre se ve recompensado por alcanzar la cima y poder otear el horizonte desde una privilegiada situación. Hay que tener una meta, el pico que se quiere alcanzar, o sin necesidad de subir, el lugar al que se quiere llegar.  Siempre en estos trayectos me doy cuenta de lo importante que es visualizar la meta, tener claro a donde se quiere llegar y mirar a la cumbre, si alcanza la vista, pero también es importante no perder de vista el sendero, mirar al siguiente hito al que llegar, el corto plazo. En ocasiones las sendas se bifurcan, aparecen ante nuestros ojos atajos, oportunidades, que podemos tomar sopesando siempre si nos acercaran o nos alejaran de la meta. Es importante no olvidar disfrutar del camino, parar a mirar a nuestro alrededor, volver la vista y ver todo lo ya recorrido para seguir avanzando.

Nuestra trayectoria profesional es como un GR, algunos lo acaban de empezar, otros están cerca ya de llegar. Podemos avanzar con la ayuda de un guía, un mapa, preguntando a los que nos cruzamos en el camino… que vuelven de nuestra meta, si vamos bien, si queda mucho y cuanto esfuerzo les ha supuesto; quizá en algunos momentos necesitamos ayuda de porteadores, pero en último caso cada uno es el que debe llevar la brújula y saber a dónde quiere llegar, y es el responsable de llegar al siguiente hito o decidir si toma un atajo…

 Como comentaba la profesora del IESE Mireia de las Heras en una charla sobre la trayectoria profesional: “Vivir sin saber en qué estaremos trabajando dentro de cinco o diez años, ni qué competencias se nos van a exigir, genera una lógica inquietud: sabemos que nuestro trabajo va a cambiar… pero no sabemos hacia dónde.”

Esto supone estar atentos, trabajar en nuestra empleabilidad,  desarrollar más las competencias que los conocimientos; tener capacidad de adaptación, aprender a aprender y ser flexible.

Así que ya sabes, elige tu senda, cálzate la botas y consigue el equipo necesario para llegar a tu Ngáje Ngái (Kilimanjaro en idioma masái)
 
 

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