jueves, 20 de marzo de 2014

NEURO -NAS

Hoy he leído en Expansión un artículo titulado “La cara, el espejo del márketing” en el que se hablaba de la relevancia que está tomando el neuromárketing en las campañas de publicidad y medios de múltiples empresas. El artículo explica que el neuromárketing es la suma de neurociencia, márketing y tecnología, y que éste trata de captar las emociones en las personas antes de que las racionalicen y sean más difícilmente detectables a través del reconocimiento facial, sin que el cliente se de cuenta.

Es alucinante leer sobre este tipo de dispositivos que detectan emociones en las personas: felicidad, sorpresa, enfado, asco, miedo o tristeza. Aunque a mí me alucina aun más ver cómo la máquina más perfecta de la tierra: el ser humano, no es capaz en muchos casos, de poner el más mínimo interés en detectar las emociones de los que le rodean con sus propios “dispositivos internos”.

Esta falta de interés por conocer las emociones de los que nos rodean, en mi opinión, nos deshumaniza y levanta barreras para el entendimiento. En consecuencia las relaciones se dificultan y con ellas las bases de cualquier organización. Esto es especialmente relevante cuando hablamos de personas que tienen a otros a su cargo y que sirven de referente para los demás.

No creo que haya que ser un experto en psicología social para poder llegar a ser un gerente de equipos integral con capacidad de captar las emociones de sus colaboradores. Con poner interés por lo que ocurre a nuestro alrededor sería suficiente. No obstante, si queremos incluso mejorar, existen algunas herramientas que ayudan a desarrollar este tipo de habilidad. Por ejemplo, la Programación Neurolingüísitica (PNL), una rama de la psicología aplicada, nos da algunas referencias que sirven de recordatorio, sin necesidad de tener que profundizar mucho en esta materia compleja. En palabras de Jose Pedro García Miguel, experto en PNL, “para dirigir adecuadamente, hay que encontrar una estrategia personal, interiorizarla y practicarla, basada en: (1) el autoconocimiento; (2) conocer, reconocer y valorar a otros; (3) saber comunicar, escuchar y sintonizar con otros; (4) Saber tomar decisiones y afrontar problemas; y (5) convertir nuestra experiencia en un proceso de aprendizaje.

Lo que me gusta de las palabras de Jose Pedro, contenidas en su libro “PNL para líderes”, es que, aunque suenan muy simples y no parece que aporten grandes novedades o descubrimientos científicos, engloban todos los aspectos claves de la persona para poder dirigir a otros de forma eficaz. Muchos pensaréis que se trata de obviedades, y no os falta razón; en mi opinión esa es precisamente la utilidad de estas palabras.

Os animo a que toméis estos principios a modo de guía para autoevaluaros. Lo normal será que tengáis muy buenas notas en todos los puntos, pero seguro que en alguno la nota está por debajo de los demás. Con este pequeño ejercicio ya habréis avanzado en vuestro autoconocimiento y ya habrá merecido la pena. Si además trabajáis por mejorar ese aspecto que flaquea, los resultados serán más que satisfactorios en poco tiempo.


El sector de la moda usa el neuromárketing para saber si a los consumidores les gustan los productos que exhiben en las tiendas; en otros sectores sirve para saber qué opinan los clientes sobre un precio sin tener que preguntarles; para averiguar qué recuerdan los consumidores de una determinada campaña; para testar productos nuevos, etc. Por qué no empezamos a utilizar esta herramienta ancestral que tenemos: las “Neuro-nas”, para detectar qué ocurre a nuestro alrededor, al mismo tiempo que mejoramos en nuestras relaciones personales, que como digo, son la base de toda organización.

lunes, 10 de marzo de 2014

Retrasos


Es lo que pasa por  no decidirse a tiempo, empecé la semana pensando escribir algo sobre el afán de superación, el “autoliderazgo” inspirada por la ganadora de 7 Oscars “Gravity” la acababa de ver, se había llevado siete estatuillas y tenía varios temas que podía sacar, me sentía inspirada, pero el lunes fue avanzando entre el Ave y Sant Cugat,  y no conseguí ponerme a escribir y plasmar esas ideas que el afán de superación de la doctora Ryan Stone  había despertado en mí.

Así que al día siguiente cambie de idea y pensé escribir sobre como unos pocos pueden conseguir el cambio, inspirada esta vez por las ganas de cambiar el mundo de mi sobrino Gonzalo, estudia segundo de medicina, y un buen día fue retado por el juego del “neknomination”  en Facebook para grabar un video en el que tenía que demostrar que era muy hombre por beberse algo con muchos grados de alcohol. Pero  el decidió que no le daba la gana dejarse arrastrar por semejante moda absurda y que le iba  a dar la vuelta y convertirlo en un reto solidario. Pues  sí, creo  que hay que ser valiente para llevar la contraria cuando algo está de moda, y para comprometerse a hacer algo por los demás. Así que Gonzalo ni corto ni perezoso decidió hacerle un enorme bocata al hombre que pedía en la puerta del super de su barrio y lo grabó en video para retar a algunos de sus amigos a hacer algo solidario. Le han seguido ya unos cuantos e incluso ha conseguido la atención de los medios, fue noticia el miércoles en los informativos de Telecinco, pero a pesar de su valentía y de su empuje, yo tampoco fui capaz de escribir mi post con el ejemplo de Gonzalo.

Total, que la semana avanzaba, y llego el jueves con la publicación implacable del profesor Ariño, mi sentido de responsabilidad me dio un golpe en la conciencia, a este Ariño no se le pasa una semana!! Y para colmo el tema de su post era:” Cumplir con los compromisos” y yo con mi post que se me estaba haciendo bola…

Pero hoy me he dicho: de hoy no pasa! Así que a pesar del Ave y de Sant Cugat, me he puesto a sacar unas líneas de mi torpeza por no decidirme a tiempo a escribir, y espero que este post te sirva para escarmentar en cabeza ajena, a prever cuando tengas lio para adelantar las cosas y trabajarlas con tiempo, y así poder cumplir con tus compromisos.

Solo me queda pedir disculpas por el retraso, invitarte a ver Gravity si no lo has hecho ya, para que aprendas a no venirte abajo de la lucha por sobrevivir de la doctora Ryan Stone,  y retarte como Gonzalo a que hagas algo por los demás, que eso sí que es un reto que merece la pena aceptar.
Almudena Gutierrez

miércoles, 19 de febrero de 2014

NEGOCIAR

Si discutir es deporte, negociar es el fútbol. Negociar es un tipo de discusión que levanta pasiones, que ocurre en todo el mundo, que hay estilos según países y culturas, y que puede acabar con victoria, con derrota o con empate, es decir, negociar es fútbol. Rara vez suele practicarse para vencer a uno mismo (como el golf o correr una maratón), sino que siempre es para llegar a un resultado con o frente a otro.

Hace unas semanas hablé de la necesidad que tenemos de practicar y trabajar nuestras habilidades comunicativas. Si tuviera que hacer una lista con las habilidades que toda persona necesita para crecer en cualquier organización sería muy corta: comunicar y negociar. Negociar es algo intrínseco al devenir humano: negociamos con nuestros jefes, con nuestros colaboradores, con nuestros amigos, con nuestros padres, con nuestras parejas, y sobre todo negociamos con nosotros mismos constantemente. Negociar es natural a la condición humana y es una actividad que hacemos, consciente o inconscientemente varias veces al día. Por tanto un hueco para la reflexión sobre este fenómeno tenía que aparecer en EMBArcados antes o después.

Existe teoría profunda y extensa sobre negociación, se hacen seminarios, formaciones y cursos específicos de este “deporte” y no seré yo quien los banalice aquí, al revés, en la medida en la que me den trabajo los fomentaré. En cambio no todos tenemos tiempo y/o dinero para emplear en formación específica. Para lo que si tenemos tiempo es para detenernos a pensar sobre el tema y llegar a ciertas conclusiones que nos permitan mejorar. Este es el objetivo que me planteo hoy, que nos demos tiempo para pensar.

A diferencia de la comunicación, la negociación se practica a diario. Es difícil llegar a situaciones en las que podamos dar discursos, hacer presentaciones, etc. Sin embargo constantemente estamos negociando: a dónde vamos hoy a cenar, una subida de sueldo, una venta, una compra, un proceso de paz… la lista es infinita, porque infinitas son las situaciones. Esto es una ventaja que tenemos que aprovechar. Si eres consciente de que estás en una negociación, serás capaz de aplicar las reflexiones que previamente te has hecho al respecto.

¿Qué reflexiones nos deberíamos hacer? En mi opinión, lo primero que debemos superar es el pensamiento de: “no valgo para negociar”. Os animo a cambiarlo por el de: “tengo que encontrar mi estilo de negociación”. Por supuesto que no todos podemos ser como Cristiano Ronaldo o como Iniesta jugando al fútbol, pero si podemos conocer las normas que lo rigen para no meter la pata. En segundo lugar, en ese proceso de búsqueda de estilo, es esencial indagar en nuestro interior y conocer nuestra forma de ser, nuestra forma de relacionarnos, nuestra forma de responder ante preguntas/provocaciones/sugerencias, etc. Y poner ese conocimiento al servicio de la negociación. Por ejemplo, saber si somos personas primarias (de respuesta rápida) o secundarios (personas reflexivas) nos debe ayudar a canalizar nuestros esfuerzos de negociación. Y en tercer lugar hay que desarrollar un sistema iterativo que nos lleve a probar todo aquello a lo que llegamos en nuestro proceso mental o reflexivo. Es decir, tras la reflexión y conclusiones, llega la práctica. Como a diario tenemos ocasiones para practicar, tan sencillo como ser conscientes de cuándo estamos en una negociación y traer todas aquellas conclusiones a las que llegamos en los pasos anteriores. Esto nos dará unos resultados que debemos cargar en la primera etapa del proceso de nuevo y refinar nuestra habilidad negociadora a través de la iteración.

Para jugar en primera división, quizá necesitemos un poco más (formación, entrenamiento especializado, etc.) pero para las “pachangas” que jugamos todos los días o para partidos de regional, 2ºB, preferente, que son la mayoría de todos nosotros, estos tres principios básicos son de gran ayuda: encontrar mi estilo, canalizar el estilo al servicio de la negociación e iterar. Os animo a que los practiquéis, en el peor de los casos no mejoraréis, pero seréis conscientes de ello.

martes, 4 de febrero de 2014

Talento oculto y cotidiano

Talento es uno de esos temas sobre los que se han escrito cientos de páginas, y creo que es uno de esos conceptos un poco equívocos que muchos han idealizado y que de haberlo entendido mal puede estar siendo motivo de frustración y freno para más de uno. De eso me di cuenta hablando hace poco con un amigo, estaba algo desilusionado de la vida, pero sobre todo de sí mismo, me decía que en un momento pensó que tenía talento, y que se había esforzado mucho por estudiar, aprender idiomas, trabajar mucho y bien, pero que ahora sabía que le faltaba el talento porque "todavía", a sus treinta y pocos años, no había conseguido destacar, brillar, sobresalir.

Yo le escuche con atención y sorprendida, la verdad es que no le va mal, tiene un buen trabajo y en su empresa le valoran, de hecho recientemente le han movido de posición para darle nuevas oportunidades, ¿porque tanta desilusión? Creo que el problema está en su concepto del talento.
Pienso que el cine ha hecho mucho daño en este sentido, la cultura del pelotazo y los modelos que  nos presentan de éxito pueden llevar a confundirte si a los treinta y pocos no has llegado a la más alta cima de no se sabe muy bien que ( prestigio, popularidad, éxito, dinero...)
 Si concibes el talento como un don extraordinario que te permite hacer cosas que la mayoría de personas no llegara a hacer nunca, date por frustrado porque Nadales, Buffetts y Jobs de la vida hay muy pocos, ciertamente… Pero si entendemos talento como aquellas cualidades que nos permiten hacer con facilidad y muy bien ciertas cosas, entonces: Anímate!! que talento tenemos todos, incluso talentos en plural.

Creo que conviene diferenciar entonces, para aclararnos ,entre el genio y el talento:
El genio crea nuevas formas de actividad no emprendidas antes por otros o desarrolla de un modo enteramente propio y sorprendente actividades ya conocidas.
El talento es el que practica formas de actividad, general o frecuentemente practicadas por otros, mejor que la mayoría de los que cultivan esas mismas aptitudes.

 Además para terminar de darte un rayo de esperanza te diré que hay talentos innatos y otros aprendidos, que se pueden desarrollar con entrenamiento, y que estos ultimos hay que ejercitarlos o se pierden.
Los talentos intrínsecos muchas veces los desconocemos, porque suponen cierta facilidad y no hacemos un esfuerzo por aplicarlos por eso no somos conscientes de ellos, así que conviene estar atentos a la información que nos facilitan los otros, frases como es que a ti se te da muy bien analizar los problemas, o es que tú eres una persona muy sociable… esas afirmaciones que nos sorprenden y nos dan luz sobre esos talentos innatos que todos tenemos.

Citando a Montesquieu te diré: “El talento es un don que Dios hace en secreto, y que nosotros revelamos sin saberlo."
 
¿Sabes cuáles son tus talentos? Te animo a descubrirlos, aplicarlos y desarrollarlos al máximo, para brillar, no sé si por encima de todos los demás como un genio, pero al menos brillar con todo el brillo del que tú eres capaz, siendo “tu mejor yo posible” aportando tu talento/os a tu equipo, a tu empresa, a tu familia, a la sociedad y al mundo entero.


martes, 21 de enero de 2014

HABLAR EN PÚBLICO

Hace ya algún tiempo me convencí de que hablar en público de manera convincente es esencial para llegar a las personas y poder transmitir ideas. Además, transmitir ideas es una parte importante del trabajo que desempeña el 90% de la fuerza laboral de un país, desde un albañil que tiene que explicar a su cliente cómo va a hacer esa reforma tan necesaria, hasta el presidente de cualquier empresa del IBEX-35 explicando a los accionistas su gestión. Por otro lado soy consciente del déficit que existe en la sociedad española en este asunto. Durante años nos educan para que escuchemos, no para que hablemos y, de hecho, cuanto más grado de educación alcanzamos, mayor es el énfasis en la escucha y memorización y menor en el aprendizaje activo: la guardería es la única etapa en la que se incentiva, provoca e induce a los niños a que sean proactivos. En cuanto vas subiendo cursos cada vez hay menos interacción y las clases pasan a ser sesiones magistrales en las que 100 personas escuchan a un catedrático aburrido de soltar el mismo discurso año tras año. ¿Cuándo me toca hablar a mí?, ¿cuándo me van a sacar de mi zona de confort para que me lance a hablar en público? Pocos jóvenes se hacen esta pregunta… no hasta que llegan a la empresa y el jefe les dice que tiene que hacer una presentación. Aprendemos a base de errores, pero en el caso de la comunicación, los españoles, aprendemos a base de fuertes presiones y grandes errores, pues no nos dejan equivocarnos y aprender antes. Uno de mis propósitos vitales es anunciar, denunciar y ayudar a mitigar, en la medida de lo posible, estas deficiencias que tanto lastran a los españoles.

Los españoles sentimos muy bien la vergüenza ajena: nos divierte que una alcaldesa hable inglés como si no hubiera salido de Barbate en toda su vida y en menos de un día tenemos las redes sociales llenas de chistes; somos fans de las bromas sobre políticos y personalidades que meten la pata ante un micrófono; y nos encanta reírnos de las pifias que cometen otros españoles cuando hablan en público. Pero a nadie le entran ganas de hablar en público; a nadie le entran ganas de introducir, en el sistema educativo, mecanismos que perfeccionen estas habilidades y a nadie le entran ganas de crear organismos que fomenten la comunicación. Preferimos seguir riéndonos de nosotros mismos, porque nos han dicho que es muy sano.
Estos días estoy leyendo un libro sobre este asunto que ha caído entre mis manos, por recomendación de un amigo. El libro se llama “Speak and get results” (habla y obten resultados) de Sandy Linver, experta en comunicación dedicada a formar a directivos en oratoria. No soy de los que piensan que haya que leer mucho libro sobre hablar en público para ser un buen orador, pero me gusta profundizar en estos temas, para poder ser así más didáctico. Sandy ofrece un método para aproximarse al mundo de la comunicación efectiva, y creo que realmente ayuda a mejorar. Diría que es un comienzo. De hecho puedo decir que es de los mejores libros de “hablar en público” que he leído, lo recomiendo.
No obstante, tanto Sandy como la mayoría de los buenos oradores que conozco dicen lo mismo: a hablar se aprende hablando. Con 30 minutos de teoría y 30 horas de práctica uno se pone en el camino adecuado.

Os animo a que aprovechéis vuestros trabajos, vuestras reuniones de amigos, vuestras actividades de tiempo libre… cualquier momento para probar vuestras habilidades de comunicación. Si hacemos esto de forma consciente, no sólo mejorará nuestra capacidad oradora, también seremos capaces de transmitir mejor nuestras ideas, tendremos ocasión de alcanzar mejores negociaciones, e incluso seremos ejemplo para mucha gente.

lunes, 6 de enero de 2014

Foco


Muchos hablan en estos días de los propósitos de principio de año, yo no voy a cargar las tintas en el tema, tan solo te quiero proponer una cosa para este año que comienza que te será muy útil para todo, se trata de focalizar tu atención, un ejercicio que resulta indispensable en el mundo 2.0 en el que vivimos.

Desde que leí su libro “Inteligencia emocional”  admiro a Daniel Goleman, eso explica la emoción que sentí el día que me acepto como contacto en Linkedin, es la increíble potencia de las redes que nos permiten conectar con gente en todo el mundo, y desde entonces he seguido de cerca su trabajo, recientemente ha publicado su libro “Focus: desarrollar la atención para alcanzar la excelencia” en el que habla de la atención como un musculo de la mente que podemos entrenar y que “La distracción es enemigo de nuestras capacidades. Si dejamos que entre, el producto de lo que sea que estemos haciendo será inferior al que podía haber sido de estar completamente concentrados.”


Mientras escribo estas líneas, y seguramente mientras tú  las lees te pasa lo mismo, parpadea la luz del móvil porque ha entrado algún watsapp, aparece un globo con el asunto de un mail que llega a mi bandeja de entrada,  mientras el móvil vibra por un comentario que alguien puso en Facebook… es un constante bombardeo el de las alarmas y notificaciones, interrupciones, llamadas… la mente se acostumbra a una continua interrupción y esta tan alto el umbral de estímulos al que nos acostumbramos que a veces, lo confieso,  me he pillado a mí misma interrumpiéndome si acaso los elementos de fuera no lo habían hecho por algunos minutos, y ¿qué pasa con todo esto? Pues que nuestra capacidad de concentración se ve muy mermada, desciende nuestro rendimiento, aumentan los errores, somos capaces de hacer menos cosas, esto es así en contra de la falsa creencia de que cuantas más cosas hacemos a la vez más cosas sacamos adelante. Como dice Goleman: “Para empezar, debemos asumir que la mente sólo puede centrarse en una cosa a la vez. A menudo creemos que el cerebro es multitarea, pero no es cierto. Cuando hacemos varias cosas a la vez no las hacemos igual de bien.”

Recientemente he cambiado de ocupación, en mi puesto anterior tenía que gestionar personas y resolver problemas, mi trabajo entraba por el correo y el teléfono, peticiones, solicitudes, preguntas… a la vez de gestionar tenía que reportar, informes, estadísticas… te acostumbras a trabajar a golpe de interrupción, de demanda de fuera, de urgencias… mientras vas sacando a duras penas los informes y reportes, porque  por supuesto las personas y el negocio es lo primero… pero me doy cuenta ahora que resultaba muy difícil concentrarse y sobre todo pensar. Actualmente mi trabajo en consultoría requiere estudiar a fondo los problemas, recabar datos, pensar soluciones, tengo muchas menos interrupciones y por fin puedo planificar mis tareas, he redescubierto la maravilla de focalizar, centrarse, concentrarse, y pensar…

Pero, ¿depende tanto del puesto y de las tareas? ¿no hay algo en nuestra actitud y modo de comportarnos que nos lleva a perder el foco?

Hay dos fenómenos que se han estudiado últimamente en psicología y que tiene que ver con esto que te comento, creo que es útil que nos detengamos un momento a describirlos, uno es el síndrome del tren que se escapa, es la necesidad de estar conectado a las redes y fuentes de información las 24h del día para no perderse nada, que se agrava con una sensación irreal de no poder acceder a esa información más tarde (como si fuera la ropa de Zara que no encontraras el próximo día que visites la tienda).

El otro fenómeno es el zombie surfing que es esa situación de semi-consciencia  que nos lleva a ir saltando de enlace en enlace, abriendo infinitas pestañas en el navegador, generalmente de temática diferente, y que nos desvían de nuestro objetivo inicial de la consulta.

Hay varios trucos que pueden ayudarnos a cortar con todo esto, que al fin y al cabo la atención algo tiene que ver también con la voluntad, nos ayudaran a centrarnos en lo que tenemos entre manos:

·         Desactiva las notificaciones, o acostúmbrate a pensar que no son tareas pendientes, puedes dedicar un rato al día a contestar a comentarios y mensajes. Programa cuando leer el correo, deja cosas para leer más tarde o cada x tiempo, el que te hayas fijado.

·         Guarda lo que encuentres por la red que te gusta o interese en favoritos, y ponte un momento para leerlo, pero no sigas la inmediatez del momento.

·         Gestiona tu tiempo de conexión en las redes, cuanto y cuando. Existen ya aplicaciones que te pueden ayudar a controlarte como “keepmeout”.

En definitiva, defiende tu foco de los killers que lo amenazan, céntrate en lo que tienes entre manos en cada momento, y llegaras lejos, aprenderás, trabajaras con eficacia, y además serás más libre porque gobernaras tu vida y tu tiempo, no lo dejaras a merced de los estímulos externos que tratan de atraparlo.
Me despido aprovechando para desearte un feliz y centrado año, con foco en tu trabajo y en tus objetivos, y  en esos propósitos con los que empiezas el 2014. Espero que el nuevo look del blog te haya gustado, ha sido nuestra pequeña sorpresa para el principio de año.

Almudena Gutierrez

martes, 24 de diciembre de 2013

INCERTIDUMBRES

Os escribo desde Hinojosa de Duero, un pequeño pueblo salmantino en la frontera entre España y Portugal en el que nació mi madre y al que vengo todos los años a celebrar la Navidad con amigos y familia. Es un buen lugar y un buen momento para hacer repaso del año pasado y pensar en los acontecimientos que tenemos por delante. Junto a la chimenea de mi casa, desde donde estoy ahora mismo, todo se ve muy lejano y la perspectiva te ayuda a reflexionar.

Recibir información a través de los sentidos es un arte que se debe conocer y perfeccionar. Durante todo el año somos receptores de información que de un modo u otro entra a nuestro cerebro a través de los sentidos: olfato, vista, oído, gusto y tacto. Toda esta información la procesa el cerebro a través de una serie de mecanismos que nosotros mismos entrenamos y sobre los que trabajamos constantemente para mejorar las decisiones que hacemos. Los expertos hablan de un proceso de 8 etapas que culmina con la más tangible: el plan de acción (Organizar las ideas, reconocer obstáculos, enmarcar el asunto, generar alternativas, evaluar alternativas, tomar decisiones, comunicar las decisiones e implantar la decisión).

No obstante, en la mayoría de los asuntos sobre los que tomamos decisiones, las incógnitas son más que las respuestas. En estas fechas navideñas se elaboran de planes profesionales y personales para el 2014 que están repletos de preguntas sin resolver sobre las que sólo el tiempo dictaminará sentencia. Cada vez que, a través del estudio y la experiencia, llegamos a una respuesta, nuevos interrogantes y dudas aparecen en el horizonte. Os recomiendo que no insistáis mucho en hallar respuestas. Os animo a aquellos que aprovecháis estos días para cultivar vuestro espíritu, que pidáis y trabajéis por desarrollar una mente abierta, con análisis profundo y crítico de los problemas que se os plantean, pero no recéis para que se os den respuestas a vuestros interrogantes pues sólo hallaréis preguntas.

En mi opinión es necesario aprender a convivir con la incertidumbre, saber que lo único cierto y real es lo que ocurre ahora mismo. En la medida en la que seamos capaces de tener una relación natural con la incertidumbre conseguiremos reducir nuestras angustias y ansiedades, nos preocuparemos menos por el futuro y más por el presente y conseguiremos tener una relación con nosotros mismos mucho más fluida que se transmitirá también hacia afuera, en nuestra relación con los demás.

La Navidad es un periodo estupendo para la reflexión, para cultivar nuestro espíritu, para plantearnos nuevas metas, para analizar nuestra relación con los demás y con nosotros mismos, etc. Aprovechémosla sin dudarlo, pero no pretendamos tener la solución y los problemas al mismo tiempo, no nos preocupemos en conocer el final del camino sin antes recorrerlo, no gastemos fuerzas en obtener respuestas e invirtámosla en generar preguntas y en trabajar cada día. Os animo a que os hagáis “amigos” de la incertidumbre y os preocupéis en andar el camino que tenéis bajo vuestros pies.

Mientras el fuego de mi chimenea se consume pienso en el tostón que voy a cenar esta noche y no puedo evitar sonreír, ser feliz y disfrutar de la familia y amigos que me rodea, sabiéndome un privilegiado. Me gusta aprovechar el momento, disfrutar cada paso del camino, aun cuando grandes incógnitas rodean nuestra vida… Os animo a que hagáis lo mismo. El futuro será en función de lo que hagamos hoy, por tanto, no empobrezcáis vuestro futuro por no pensar en vuestro presente o porque las dudas os paralicen. Feliz Navidad.